Por: Luis Lauro Carrillo14/10/2011 | Actualizada a las 09:36h
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La
directora del Instituto de la Mujer Tamaulipeca (IMT),
Dolores Terán en una declaración cargada de misandria afirmó, que partir del próximo año, la burocracia
estatal tendrá que obedecer un código de conducta con perspectiva de género, en
donde prohibirán y sancionaran comportamientos como las miradas libidinosas.
Muy lamentable la manera de la señora Terán de desperdiciar el tiempo y gastar
presupuesto, con propuestas a nivel de ocurrencias como el sancionar las
miradas lascivas que nada tiene que ver con programas, medidas y acciones para erradicar
la violencia contra las mujeres, que conlleva a una animadversión hacia los
hombres con lo que sugiere que todos somos violadores en potencia.
Aquí surge la pregunta
obligada¿Por qué Dolores Terán propone
un código de conducta para castigar las miradas lujuriosas? La respuesta es porque el artículo 9 bis de la Ley para Prevenir, Atender,
Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres de Tamaulipas no
contempla esa conducta como parte del hostigamiento sexual.
Al efecto ese
numeral dispone que el hostigamiento sexual es el ejercicio abusivo del poder
en la relación de subordinación real de la víctima frente al agresor, en los
ámbitos laboral, escolar o cualquier otro; se manifiesta en conductas verbales
o físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad, de connotación lasciva. De
lo que se desprende que las miradas libidinosas no están incluidas.
En lugar de proponer
una enmienda a la ley, o al Reglamento de las Condicione Generales de Trabajo,
por comodidad opta por un código que mas allá de no tener sustento legal, ni
constitucional, penalizará por conducto de la Contraloría estatal las miradas
lujuriosas contra las mujeres, amén de ser vaga y ambigua, es suficiente para
que la responsable del IMT concrete un afán protagónico.
Ahora bien si se tratara de aplicar una disposición justa entonces también
habría que castigar las miradas lascivas de las mujeres como en el caso de
todas aquellas que coquetean con un hombre que les atrae, ya que no lo miran
precisamente con inocencia o de todas aquellas que miran los show de strippers.
Bueno,
está claro que se trata de un código de conducta que dizque protegerá a las
mujeres burócratas de las miradas libidinosas de sus compañeros servidores
públicos. El punto
es que este código de conducta será completamente letra muerta e inútil para
hacerlo, y sólo se prestará para algunos cobros de facturas entre servidores
públicos de mandos intermedios para abajo.
Ahora
pongamos un ejemplo de que cualquiera de nosotros puede ver a una mujer, y en
ese momento pensar todas las perversidades o juegos de lujuria que se le
antojen. Nadie puede sancionar a ese ciudadano por ver y pensar lo que le
plazca.
¿Claro!
Cuando ese ciudadano traduce ese pensamiento en palabras, cuando lo exterioriza
mediante algunas de las formas del lenguaje –oral, escrito, corporal…o
físicamente,entonces sí pudiera cometer
alguna infracción inclusiveun delito.
¿Quién
puede prohibir la mirada? Nadie. ¿Quién puede decir si tal o cual mirada es
lujuriosa? Pues nadie, porque la lujuria no es una facultad de la mirada, sino
una elaboración mental, acaso hasta una desviación. Pero el pensamiento, en
cualquiera de sus formas, no puede ni debe ser sancionado.
Acaso, van a
inventar algún aparato como el "alcoholímetro", que en este caso se
llamará "lasciviómetro o lujuriómetro" y entonces en base al grado de
lascividad procederán a dictar sentencia a los acusados. Dentro del catálogo
de ocurrencia hoy son las miradas lujuriosas, maña el desamor de sus parejas,
apartándose delobjetivo de la acción
afirmativa como política pública de tratamiento preferencial a quienes ha
estado más discriminados como son las mujeres (privilegiadas sobre los,
indígenas, los ancianos, enfermos de sida etc.).
Las mujeres se han
beneficiado preferencialmente con la
llamada Ley de Cuotas o "Leyes de Cupos" introducida en la
legislación federal y estatal que permite una participación de las mujeres en
los cargos de mayor jerarquía en las entidades y órganos de la administración
pública, así como en los partidos y movimientos políticos.
Pero por otro lado resulta
contradictorio, que los verdaderos obstáculos que en México impiden a las
mujeres aspirar a mejores niveles de vida, permanecen intactos, ni las
dirigencias feministas, ni legisladores se han preocupado demasiado por
superarlos o resolverlos.
En definitiva los políticos de derecha e izquierda, se la pasan ideando
formas para arrebatarnos o restringir las libertades fundamentales. Hoy con leyes y códigos de conducta nos tratan de impedir
ver desde adentro a las mujeres, atentando contra la libertad de pensamiento.
Analista político, autor de la columna Cuestión Pública publicada en el periódico de La Verdad de Tamaulipas, en el portal digita HOYTamaulipas, entre otros
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