La estrategia del panista Cabeza de Vaca fue victimizarse en redes sociales y de boca en boca, a lo largo y ancho de Tamaulipas.
Se enorgulleció por muchos días de que lo llamaran bandido, ladrón, asaltante y amigo de malosos.
Fue así como sus momios iban subiendo y de forma gratuita.
Como si realmente fuera motivo de orgullo ser ladrón y mañoso.
En parte esa estrategia le rindió frutos pues cientos de tamaulipecos cayeron en el garlito y decidieron apoyarlo.
Amén del tufo antipriista que las fauces de esta astuta res sacaba al aire, y que derivó en una locura reactiva.
Los oyentes más frágiles, más débiles, empezaron a caer en la vil trampa de un extraño sujeto que no vive en la pobreza, como el restante 99 por ciento de la población tamaulipeca, sino que vive en un chalet suizo cerca del río de San Fernando cuyo costo supera los 104 millones de pesos, sin contar las mansiones en Estados Unidos de Norteamérica de más de 300 millones de pesos, según el candidato de Movimiento Ciudadano, GUSTAVO CÁRDENAS GUTIÉRREZ.
Hay una extraña reacción humana de orden psicológico que suele dar apoyo a quien es atacado y aplastado.
Es una reacción ilógica que rompe todos los esquemas y los órdenes.
Tan solo por el hecho de ver la cara ensangrentada de un individuo, de parte de su rival, es causal de simpatía para el que cayó al suelo.
Es una reacción psicológica que suele mucho verse en el deporte del boxeo, en donde los más débiles boxeadores reciben más apoyo que los más fuertes y poderosos.
Es un extraño juego de buenos y malos.
Repetimos, es una falla psicológica que obedece a raros desórdenes en la psiquis humana donde no actúa la razón sino los sentimientos.
Aparentemente en el PRI no habían notado este fenómeno psicológico y por eso, estaban cayendo en el error de subrayar los yerros y antipatías del cabezón.
Empero un sorprendente cambio de estrategia del PRI registrado en las últimas dos o tres semanas, comenzó a rendir frutos.
El PRI comenzó a dejar de hablar de Cabeza de Vaca y de inmediato el combustible que alimentaba el fuego de la polémica comenzó a faltar.
Los panistas, muchísimos de ellos de ocasión, comenzaron a morir de inanición, de sed, y sus esperanzas dejaron de ser alimentadas.
La imagen que Cabeza de Vaca iba alcanzando en forma gratuita, comenzó a caérsele.
Cierto, aún hay ultras radicales que son capaces hasta de amenazar de muerte a quien defiende las razones que afirman que BALTAZAR HINOJOSA OCHOA va encaminado al triunfo.
Los llaman los Vaca-boots, son símiles de los famosos Peña-boots y los Peje-zombies.
Así de peligrosos son.
Esto no sorprende pues el PAN que pretende enquistarse en Tamaulipas con Cabeza de Vaca como candidato a gobernador y con su impulsor máximo, RICARDO ANAYA, líder nacional del partido blanquiazul, es un panismo radical, ultraderechista, muy parecido a la ideología Nazi, es decir, agresor de las clases más pobres y elitista por naturaleza.
Los nazis son también clasistas, racistas y segregacionistas.
Suelen juzgar por las apariencias pues ponen su fe en falsos estereotipos impulsados por la equívoca sociedad, como son por ejemplo la belleza física, el color de la piel (mientras sus seguidores sean de piel blanca, mejor), la elevada estatura, el color de ojos y la profesión (mientras sus seguidores sean doctores, industriales, brillantes empresarios o abogados, para ellos mejor).
El PAN promueve además –en los hechos- tanto segregación como separatismo.
Suelen poner entre sus fichas a los ricos de un lado y a los pobres en otro.
Ejemplo de ello es el total repudio que Cabeza de Vaca tiene por los periodistas de carrera, por los licenciados en ciencias de la comunicación, a quienes despoja de sus derechos de negociar y entablar convenios, para que éstos les trabajen en campañas electorales.
Es por ello que sus militantes suelen mostrar un total e inhumano desprecio por los trabajadores de la comunicación.
Cabeza de Vaca suele inyectar el antipriismo en sus oyentes para dejar clavado el veneno en las conciencias de miles de tamaulipecos.
Lo único bueno que vemos es que como estrategia, el PRI y los auténticos simpatizantes de BALTAZAR HINOJOSA OCHOA en redes sociales, han dejado de contestar misivas y mensajes a los atacantes ultras-azules.
En consecuencia la violencia verbal y el crecimiento propagandístico del aspirante del PAN se vino abajo, como baraja de naipes.
Bien, por ahora es todo, nos vemos pronto.
