Cuando una acción como esa proviene de él no sorprende, por el contrario confirma la bajeza de su calidad moral que lo llevo a convertirse en huésped del Penal de Ciudad Victoria, Tamaulipas, durante nueve meses acusado de privación ilegal de la libertad, robo de vehículo y robo con violencia.
Dicen que los polos opuestos se repelen, pero en este caso él atentó contra las leyes de la física y se dejo llevar como un infante desorientado como para hacerle honor a aquello que se dice de que la sangre, llama.
De otra manera no se explica ese sorpresivo romance que ahora brota entre Francisco Chavira Martínez y Francisco Javier Cabeza de Vaca, candidatos independiente y del PAN a la gubernatura de Tamaulipas, para frenar la evidente ventaja que con singular alegría presumen las encuestas y los seguidores de Baltazar Hinojosa Ochoa, el abanderado oficial.
Y es que ahora de cínico no se baja al ex perredista Chavira por alquilar su cuerpecito para un juego que lo único que provoca es desalentar más al electorado tamaulipeco, tan decepcionado, tan confundido y tan hastiado de que le sigan jugando el dedo en la boca.
Puede ser que Chavira haya optado por la peor opción para consumar este repentino enamoramiento, porque hace apenas unos días le declaró a los periodistas que Cabeza de Vaca y Baltazar son lo mismo, por eso ninguno de los dos se debería convertir en el gobernador de esta entidad.
Es más, cuando se le pregunto que si iba a atacar al candidato panista en el segundo debate, él contestó: “Si, aunque para qué, si en el primero me lo dejaron bien madreado”.
Se antoja, además, que Chavira sufre de una profunda paranoia, porque afuera de las instalaciones de la Canaco de Ciudad Victoria se le acercó un modesto joven minusválido con problemas de dicción a venderle una paleta y le dijo: “Ando bien jodido”, lo que festejo con una sonora carcajada a la cual no le hicieron coro los reporteros, por eso luego rectificó: “Seguramente te mandaron los del PRI”.
En ese lugar, le reclamó además a la prensa la escasa difusión que le dedican a su campaña: “No sean gachos. Ojala que ahora si me saquen todos los días, cabrones”.
Ahora, el “independiente”, se enoja porque por aflojar el cuerpo lo tachan de traicionero, vendido y de palero y dice que si “El Bronco” utilizó esa táctica para ganar, porque la sorpresa en su caso.
Usó tal vez, el peor ejemplo para justificar su actitud, ya que Jaime Rodríguez, gobernador de Nuevo León, demostró que no llega ni a potrillo, porque trae a todo ese estado en contra y de cabeza.
Peligroso, sería, que Tamaulipas se contagie con la misma fiebre y que los ciudadanos se debatan y agonicen producto de un gobierno insensible, incapaz, prepotente, demagogo y complaciente, con nos cuantos.
Ellos, los dos Franciscos, están cortados por la misma tijera y ese flirteo entre el “chico Marlboro” y el de la cuera tamaulipeca, no solo produce confusión, sino que también risa.
Ese súpito idilio, amorío, galanteo provoca sospecha y da además, vergüenza.
Pero, ni modo, en Tamaulipas es inevitable soportar.
A esas dos “fichas”, en campaña.
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