El viernes pasado fui invitado por la Federación de Oradores de Tamaulipas, a impartir la conferencia “La oratoria como herramienta de cambio social”, un tema apasionante que lleva implícita la sugestiva idea de convertirnos en líderes comprometidos con el cambio.
Cité a cuatro líderes mundiales que llevaron a movilizar a la gente con el poder de la palabra: Adolfo Hitler, Martin Luther King, Eva Perón, y Barack Obama, de hecho en ellos se basó el contenido de mi exposición, para analizar las ventajas y desventajas de la oratoria como herramienta.
Estos cuatro líderes movilizaron en diferentes épocas a su nación para convencerlos de las necesidades impostergables del cambio.
Alemania, Estados Unidos y Argentina, estaban pasando por momentos muy difíciles y se necesitaba con urgencia un cambio social que cambiara las estructuras convencionales de los sistemas establecidos; Hitler tenía otra intención, pero lo importante es que la gente le creyó, como le creyó a Luther King, a Evita Perón y a Barack Obama, porque cada uno de ellos le habló al corazón de la gente.
El aspecto personal cuenta mucho en el liderazgo, pero cuenta más la intención que tengas para mover a la gente, de ahí la importancia de ser una persona con alta calidad moral, (ser honesto consigo mismo), ser creíble y ser convincente, que son cualidades esenciales en un líder.
A Hitler lo había incluido en mi exposición a propósito, como muestra del poder que tiene la oratoria, pero como un mal ejemplo del líder mesiánico, porque no puedes ser buena persona cuando pones en riesgo la vida de otros. El propuso un cambio racial y ello implicaba desaparecer a los demás.
Pero la oratoria es como el subconsciente, ella no sabe qué es bueno y qué es malo, simplemente es una herramienta que se puede utilizar para movilizar a la gente, entonces lejos de observar la marca que el líder está usando en sus anteojos, debemos poner atención en lo que dice y en lo que hace.
La idea que quise sembrar en el público fue la necesidad del cambio social en la calle donde vivimos, en la escuela, en la colonia, en el municipio, en el estado y en el país, como una forma cercana a nosotros y la manera en que podemos transformar nuestro entorno.
Hablar frente al público, ya es una ventaja que te ofrece la oratoria, y como herramienta debemos usarla para cambiar lo que no está funcionando bien, y fusionarnos incluso nosotros mismos con la idea del cambio a fin de estar listos para dejar el lugar a otros con mejores ideas y propuestas que converjan en una mejor convivencia social.
Agradezco a Jair Díaz García, el Presidente de la Federación de Oradores de Tamaulipas, el haberme invitado a compartir esta charla allá en la Casa del Arte; majestuoso recinto capitalino que suaviza nuestra humana corteza para exponer nuestro espíritu a sentir otras emociones.
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