La felicidad
En más de una ocasión, usted y yo, en distintos momentos tengo la certeza de que hemos exclamado: “estoy feliz”, o “soy feliz”. Con ello describimos un momento en que nuestras emociones son gratamente positivas; quizá no estemos riendo, disfrutando de una reunión con familia o amigos, o acabamos de recibir un diploma o la certificación de un título académico. Quizá, en el plano material, recibamos las llaves de una casa o de un coche… o acabamos de recibir la noticia de que un familiar recibió alta en el hospital, que se curó de una enfermedad.
Hay, quiérase o no, una tremenda variedad de momentos que nos pueden dar la oportunidad para exclamar, para hacer patente, que en ese momento somos o estamos felices. La cuestión es: se puede medir la felicidad, bien que recuerdo como Andrés Manuel López Obrador, en su condición de presidente, proponía que el desarrollo del país se midiera en términos de felicidad y no en variables económicas, de ingreso, empleo, inflación, entre otras cosas. Lo tangible tiene forma de medirse o de contarse; pero los estados de ánimo, las emociones, ¿Cómo hacerle? ¿Les creemos a las encuestas?
EL BIENESTAR.
La Universidad de Oxford a través de su Centro del Bienestar Social acaba de publicar el Informe Mundial de la Felicidad 2025. Resulta que Finlandia, por octavo año consecutivo, es el país más feliz del mundo. Las primeras cuatro posiciones corresponden a Finlandia, Dinamarca, Islandia y Suecia. ¿Qué tienen, vamos pues, esos países que no lo tengan otros? ¿Por qué Estados Unidos, Rusia, China o Japón, entre otros, no son los líderes en la felicidad de sus habitantes?
En una familia, digamos que reúne las condiciones de ser pobre, ¿puede ser feliz? Recuerde que la pobreza extrema significa que se carece de servicios o elementos básicos: como vivienda, educación, salud, empleo, entre otras cosas. Y es que, más de una vez, leemos o escuchamos que la riqueza ayuda, pero no da la felicidad. Entonces hay que precisar que elementos pueden darnos, a los mexicanos o a cualquier individuo la felicidad. Por ejemplo, leo el titular de una nota que dice: “La delincuencia organizada y la inseguridad les roban la felicidad a los mexicanos”.
LA SEGURIDAD.
Se sabe, por ejemplo, de personas que se quitan la vida por una deuda. Vale, entonces, señalar que la seguridad del individuo es un elemento de la felicidad. En este caso, en un Estado de derecho, el gobierno tiene la responsabilidad de garantizar a la población su integridad física, es decir, su salud y su vida; así como la integridad de su patrimonio.
Con cierta frecuencia se publican encuestas sobre la seguridad: dan cuenta, por decir, de las ciudades más violentas o que son terreno para que haya quienes pierdan la vida; o que les roben o asalten, sea en la casa o en los cajeros, incluso hay demasiadas evidencias de asaltos en plena vía pública. Este tipo de clima, obvio, va de la mano con que el Estado cumple o no sus tareas de prevenir la delincuencia, los delitos.
PERTENENCIA O SOLITARIOS.
Hay elementos que, según los estudios realizados, no son tangibles y son factores de la felicidad. Uno de esos elementos es la identidad o pertenencia que el ser humano desarrolla, son elementos que tienen que ver con estar solos o la soledad. Una familia, por ejemplo, da seguridad a las personas, si son parte de agrupaciones o club. En el estudio de la Universidad de Oxford aparece, por ejemplo, un dato de los Estados Unidos: se ha incrementado en un 53% el número de personas que cenan solas.
Vale hacer notar un detalle: las nuevas generaciones al paso del tiempo van a sufrir. En términos generales, para ellos, hay factores de apoya que ya no existen. Hoy en día, buena parte de ellos, ya no cuentan con los esquemas de seguridad social, porque la mayoría son empleados por contrato… hasta en el propio gobierno, al menos eso se da, acá en Tamaulipas; es recurrente que maestros de ingles como personal de salud protesten y se manifiesten en la calle, pidiendo los beneficios que otros si reciben.
VALORES.
Un factor que hace ver feliz a la gente es el desarrollo de valores. Que hay sentimientos de solidaridad, de cooperación, de honestidad. Por ejemplo, cruzamos la frontera con los Estados Unidos y nuestra percepción se modifica: pensamos que allá si aplican la ley y cumplimos las reglas. En lo personal, cuando ando en la calle manejando, me da pavor toparme con motociclistas: retan a la muerte y, en ese trance, comprometen mi propia seguridad… a nadie hace feliz la posibilidad de un accidente.
La felicidad es un conjunto de valores: no tener estrés emocional o laboral, disfrutar cada cosa que uno hace (hay trabajos que nos gustan y además nos pagan), conversar con la familia y amigos, disfrutan pues convivencias sociales, en fin, se puede hacer un rosario de elementos, que estoy convencido pueden ser diferentes para unos y otros… en tanto, hay que cuidar la vida y la salud.
Por cierto, ayer se celebró el Dia de la Felicidad.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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