Alto a la violencia; los cuerpos no se juzgan
Hace tiempo aprendí que la política es un terreno complicado, que implica críticas, debates y, muchas veces, ataques. Lo acepto. Estoy aquí porque la gente confió en mí para gobernar con firmeza y resultados, y porque creo en el debate de ideas como un pilar fundamental de la democracia. Pero hay una línea que no se puede cruzar, y es la de la violencia.
Hoy levanto la voz no solo por mí, sino por todas las mujeres que han sido víctimas de una violencia disfrazada de "opinión". Porque no se trata de una crítica a mi trabajo ni de un cuestionamiento legítimo a mi gestión; se trata de una campaña sistemática que pretende reducirme a mi apariencia física, usando mi cuerpo como pretexto para el ataque. Y eso, eso no es libertad de expresión.
A lo largo de los años, hemos avanzado en la lucha por la igualdad, pero aún nos encontramos con obstáculos que buscan frenar a las mujeres que ocupamos espacios de poder. Cuando a un hombre en la política lo critican, es por su desempeño, por sus decisiones, por sus posturas. Cuando es una mujer, las críticas se convierten en burlas sobre su físico, en comentarios sobre su vestimenta, en ataques misóginos que buscan humillar y restarle credibilidad. No podemos normalizar esto.
Desde el primer día de esta administración hemos sido respetuosos de la libertad de expresión, entendiendo que la crítica forma parte de la vida pública. Pero una cosa es el debate de ideas y otra muy distinta es utilizar la misoginia como herramienta política. Lo que estamos viviendo no es una discusión democrática; es violencia política de género. Y lo más grave es que no soy la única. Cuántas mujeres en la política, en los medios, en sus trabajos o incluso en sus hogares han sido atacadas por cómo se ven y no por lo que hacen. ¿Hasta cuándo?
En este camino de lucha por la equidad, mujeres valientes han alzado la voz y han abierto camino para todas. La presidenta Claudia Sheinbaum lo dijo con firmeza: "No llego sola, llegamos todas". Su liderazgo y sus iniciativas han sido un pilar fundamental para empoderar y proteger a la mujer en todos los ámbitos. Su compromiso con la igualdad ha marcado un antes y un después en la historia de nuestro país, demostrando que las mujeres podemos gobernar con capacidad, con resultados y con una visión humanista que prioriza el bienestar de todas y todos.
En Nuevo Laredo hemos trabajado para empoderar a las mujeres, para garantizarles un entorno de respeto y dignidad. Y en congruencia con eso, no podemos permitir que se perpetúe una violencia que tanto daño nos ha hecho como sociedad. Presentar esta denuncia es un acto de congruencia y de firmeza. No solo es por mí, es por todas las mujeres que han sido víctimas de estas prácticas y que muchas veces no tienen la posibilidad de defenderse.
La política debe ser un espacio de debate serio y constructivo, no un terreno para denostar a las mujeres a través de la violencia de género. No podemos permitir que la libertad de expresión sea utilizada como excusa para legitimar ataques personales. Critiquen mi trabajo, cuestionen mis decisiones, exijan resultados. Pero no pretendan disfrazar la misoginia de opinión legítima.
Hoy, como siempre, sigo de pie, con la frente en alto y con más determinación que nunca. No estamos solas y no nos van a detener. Porque cuando una mujer alza la voz contra la violencia, lo hace por todas.
Carmen Lilia Canturosas Villarreal
(Nacida el 28 de marzo de 1975 en Nuevo Laredo, Tamaulipas) es una política mexicana y abogada. Actualmente, se desempeña como presidenta municipal de Nuevo Laredo para el período 2024-2027. Es hija del exalcalde Carlos Canturosas y hermana de Carlos Enrique Canturosas, también exalcalde de la ciudad. Antes de su cargo actual, fue regidora y diputada local en Tamaulipas.
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