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Sobre el fentanilo y la coca

Por: David Vallejo El Día Domingo 16 de Febrero del 2025 a las 11:45

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Mejor en otra ocasión hablaremos del fentanilo, y por ahora hablemos de la Coca…Cola, hubo un tiempo en el que las empresas estadounidenses no podían esperar para demostrar lo inclusivas que eran. Anuncios llenos de diversidad, programas de mentoría para minorías, declaraciones de compromiso con la equidad y hasta departamentos enteros dedicados a la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI). Se suponía que el mundo corporativo había aprendido la lección: ser diverso era justo y rentable. Hasta que dejó de serlo.

Cuando el clima político cambió y los conservadores encontraron en el DEI un nuevo enemigo, muchas de esas mismas empresas que antes izaban la bandera de la inclusión optaron por el camino más fácil: recortar, silenciar y, en algunos casos, eliminar sus programas de diversidad. La inclusión es un lujo que se pueden permitir solo cuando no les cuesta nada.

Nada de esto sucede en el vacío. La guerra contra el DEI forma parte de una batalla cultural y política que Donald Trump ha convertido en bandera. Desde su primer mandato, Trump ha sido un crítico feroz de las políticas de diversidad, tachándolas de “discriminación inversa” y parte de una agenda “woke” que, según él, debilita la competitividad estadounidense. En 2020, firmó una orden ejecutiva que prohibía las capacitaciones sobre racismo sistémico en agencias gubernamentales y empresas contratistas, argumentando que estas promovían el odio y la división. En su campaña para las elecciones de 2024, ha prometido desmantelar por completo las iniciativas de DEI en el gobierno federal y presionar a las empresas para que hagan lo mismo. Sus seguidores han seguido el guion: legisladores republicanos han impulsado leyes en múltiples estados para restringir programas de diversidad en universidades y en el sector privado, generando un entorno hostil para cualquier empresa que pretenda mantenerse fiel a estos valores.

Esta presión ha funcionado. Gigantes como Target, Walmart, Starbucks, McDonald’s y Meta han recortado o eliminado sus iniciativas DEI, algunas bajo el pretexto de la “neutralidad política”, otras simplemente porque ya no es un tema conveniente. Coca Cola, que solía presumir de ser un símbolo del multiculturalismo, ahora se ve envuelta en polémicas como la redada migratoria en sus instalaciones en Texas, donde decenas de trabajadores indocumentados fueron detenidos. Un golpe brutal para los consumidores latinos, quienes, irónicamente, son los mayores compradores de Coca Cola en el mundo. México lidera el consumo global con 163 litros per cápita al año.

Si bien el discurso anti-DEI se basa en la falsa premisa de que la inclusión favorece a unos a costa de otros, los números cuentan otra historia. Las minorías raciales y étnicas representan casi el 40% de la población de Estados Unidos. Los latinos conforman el grupo minoritario más grande, con 62.1 millones de personas, el 19% de la población total. Su contribución a la economía es inmensa. Generan más de 2.8 billones de dólares en actividad económica cada año y son responsables de una gran parte del crecimiento del mercado laboral. Sin embargo, enfrentan barreras significativas en acceso a la educación superior, salud y oportunidades de empleo. Los afroamericanos, que constituyen el 13% de la población, siguen siendo uno de los grupos más afectados por la desigualdad estructural. A pesar de avances en representación política y empresarial, la brecha salarial entre blancos y afroamericanos sigue siendo enorme y el acceso a posiciones de liderazgo en empresas aún es limitado. La población asiática, con un 6%, ha crecido rápidamente en los últimos años, pero enfrenta retos distintos, como la discriminación en admisiones universitarias y la falta de visibilidad en espacios de toma de decisiones. La comunidad LGBTQ+, aunque no es un grupo étnico, ha sido una de las más afectadas por la eliminación de programas DEI, ya que estos solían incluir protecciones contra la discriminación y garantizar espacios de trabajo seguros.

La eliminación del DEI tiene consecuencias concretas para estos grupos. Menos oportunidades de empleo y ascenso, menos acceso a educación de calidad, menos representación en posiciones de liderazgo. Un retroceso que golpea a millones de personas que ya enfrentaban un sistema diseñado para excluirlas.

Algunas compañías han entendido que la diversidad no es un adorno de marketing, sino un pilar esencial de su éxito a largo plazo. Apple, Microsoft, Salesforce y Patagonia han mantenido y reforzado sus iniciativas de DEI, incluso cuando el clima político se ha vuelto adverso. Costco, en una demostración de que la diversidad es más que un simple discurso, logró que el 98% de sus accionistas respaldaran sus políticas de inclusión, desafiando directamente la retórica anti-DEI que se ha propagado en los círculos corporativos. Un equipo de trabajo diverso es más innovador, más eficiente y refleja mejor el mercado global al que sirven. Si queremos sociedades más prósperas, la diversidad no es un problema, es parte de la solución.

Las empresas toman decisiones basadas en lo que les genera ganancias o pérdidas. Si algunas de las empresas que hemos mencioando han decidido que la diversidad es prescindible, los consumidores también deberíamos decidir que sus productos lo son.

Coca Cola, Starbucks y Walmart han decidido que la inclusión ya no es un valor. La próxima vez que tengas el refresco de cola en la mano, que entres a un Walmart o compres un café en Starbucks, hazte la pregunta: ¿se premiará la hipocresía o exigirá coherencia? Si la respuesta es evidente, la acción también debería serlo.

Ojalá que vuelva la cordura y la congruencia en todas aquellas empresas que había sido socialmente responsables de algún modo. ¡¡¡Oraleee!!! Voy bien o me regreso, nos leemos pronto si la IA y el la irracionalidad nos lo permiten.

Placeres culposos: Juego de estrellas de la NBA. Por cierto ayer vi las clavadas más espectaculares en este tipo de certámenes, atrás quedó el romanticismo de antaño con lo que hizo Vince Carter o Michael Jordan. En música the war and treaty, plus one; y, bartees strange, horror. En el cine dice que Un dolor real está muy buena.

Una orquídea y un dulce árabe para Greis.

David Vallejo


Politólogo y consultor político especialista en temas de gobernanza, comunicación política, campañas electorales, administración pública y manejo de crisis. Cuenta con posgrados en Estados Unidos, México y España.
Además esposo amoroso, padre orgulloso, bibliófilo, melómano, chocoadicto y quesodependiente.

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