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El arte de negociar

Por: David Vallejo El Día Domingo 02 de Febrero del 2025 a las 10:34

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La respuesta del gobierno mexicano al anuncio de aranceles por parte de Donald Trump a los productos mexicanos me llenó de orgullo y esperanza. Y no por una cuestión de nacionalismo ingenuo, sino porque México respondió con inteligencia estratégica y firmeza.

Motivado por los acontecimientos del 1 de febrero de 2025, me permití imaginar una conversación entre la presidenta Claudia Sheinbaum y Donald Trump luego de la orden ejecutiva imponiendo aranceles del 25% a los productos mexicanos.

Años atrás, Henry Kissinger advirtió que los Estados Unidos no tenían amigos, sino intereses. Y si hay alguien que encarna esa doctrina con una mezcla de pragmatismo brutal y espectáculo mediático, es Donald Trump. No negocia, impone. No cede, amenaza. Para él, la política exterior no es un tablero de ajedrez, sino una transacción comercial donde el que pestañea pierde.

México lo sabe bien. Lo vivió con las amenazas de imponer aranceles si no detenía la migración. Lo sufrió con las presiones para militarizar la frontera. Y hoy, con su retorno a la Casa Blanca en el horizonte, vuelve a convertirse en el blanco de su estrategia de presión.

Esta conversación imaginaria es resultado de la decisión de Trump y la respuesta de México: una videollamada desde Palacio Nacional.

Trump: Madam President, I told you this would happen. The border is a mess, the drugs keep coming, and Mexico is not doing enough. So I’m bringing back the tariffs. If you want to talk, fine. But I want action, not excuses.

Sheinbaum: Presidente Trump, México no acepta amenazas. Somos un país soberano y tomamos nuestras decisiones en función del bienestar de nuestra gente, no de presiones externas. Los aranceles solo lastimarán a los trabajadores de ambos países.

Trump: That’s not my problem. American jobs come first. If your industries suffer, that’s on you.

Sheinbaum: Eso es exactamente lo que China pensó cuando le impusieron aranceles. Y sabemos cómo terminó: con las empresas estadounidenses pagando más y la inflación disparada.

Trump resopla. Está acostumbrado a políticos que se doblegan con un tuit. No a quienes responden con datos y una estrategia clara.

Trump: Let’s not kid ourselves. Mexico has gotten a free ride for decades. We saved NAFTA. We allowed your economy to grow thanks to our market. And now I want results.

Sheinbaum: México es su socio comercial más importante. Compartimos una de las cadenas de suministro más integradas del mundo. Un golpe a México es un golpe a la manufactura estadounidense. Sus empresarios lo saben.

Silencio. Trump sabe que, en el fondo, tiene razón. Su base política clama por proteccionismo, pero sus donantes millonarios dependen de México. El problema es que admitirlo no está en su manual de negociación.

Sheinbaum cambia la jugada. No va a debatir con Trump sobre quién tiene la culpa. Va a hablarle sobre el futuro.

Sheinbaum: Presidente, estamos en la misma guerra equivocada. Mientras nos peleamos, China está construyendo monopolios tecnológicos, reconfigurando el comercio global y comprando influencia en Latinoamérica y África.

Trump levanta la mirada. Lo de China le interesa. Sabe que el verdadero rival no está en la frontera sur, sino en Beijing.

Sheinbaum: Necesitamos fortalecer América del Norte, no debilitarla. Si queremos competir con China, lo hacemos juntos. México aporta manufactura, energía, logística y talento. Estados Unidos pone inversión y tecnología. Un conflicto entre nosotros solo beneficia a los chinos.

Trump lo sabe. Su equipo de asesores lo ha repetido una y otra vez: los aranceles a México pueden sonar bien en un mitin, pero debilitan la competitividad de Norteamérica.

Pero admitirlo sería perder.

Trump: You’re asking me to go easy on Mexico. That won’t sell in Ohio or Pennsylvania.

Sheinbaum: Le estoy pidiendo que piense en grande. Si América del Norte no se une, nos van a rebasar.

Trump hace una pausa. Mira a sus asesores. Sabe que la conversación está llegando a un punto donde necesita resultados.

Trump: Alright, I want guarantees. I want to see a serious commitment on border security and drugs. If you can’t give me that, there’s no deal.

Sheinbaum sonríe. Porque sabe que, en política, ganar no siempre es derrotar al otro. A veces, ganar es hacer que el otro acepte jugar bajo tus reglas.

Sheinbaum: Lo entiendo. Para eso, le dejo en manos de Marcelo Ebrard. Él tiene toda mi confianza para negociar los términos.

Ebrard, con su mezcla de pragmatismo y astucia política, entra en la conversación. Trump resopla. Sabe que el canciller no se va a doblar fácil.

Pero la partida apenas comienza. Esta negociación no se trata de que uno venza al otro, sino de gestionar riesgos y daños con inteligencia, principios y responsabilidad social.

¿Voy bien o me regreso? Nos leemos pronto, si la vida y la política lo permiten.

Placer culposo: Leer el tweet de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en respuesta a los aranceles.

Otro ramo de rosas, pero en esta ocasión blancas, para Greis.

David Vallejo


Politólogo y consultor político especialista en temas de gobernanza, comunicación política, campañas electorales, administración pública y manejo de crisis. Cuenta con posgrados en Estados Unidos, México y España.
Además esposo amoroso, padre orgulloso, bibliófilo, melómano, chocoadicto y quesodependiente.

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