Y todo por la cola de la güila…
Medio siglo atrás los muchachos se divertían de diferente manera a los de hoy, trompos, canicas, valeros, pero sobre todo con las güilas que les encantaba tuvieran llamativa cola.
Seguramente los que ya andan arriba del quinto piso lo recordaran, bueno, los que las disfrutaron y con ellas se entretenían, pues disfrutaban mucho salir con sus güilas y mostrarlas a sus amigos.
Era uno de los pasatiempos favoritos de los chicos de allá por los 60s y 70s, salir a la calle, que antes no eran tan transitadas, a la plaza, el parque o el campo a volar su güila, que como todo han cambiado, ahora hasta les dicen papalotes, también son conocidas como cometas.
Eran bonitos tiempos, por lo general eran los mismos niños y muchachos quienes diseñaban sus güilas con papel de china, carrizo, cinta e hilo. Claro, cuando no había recursos para adquirir buen material se hacían con periódicos, cualquier plástico o hule, pero eso sí, se hicieran con lo que se hicieran, los chicos se esmeraban mucho en ponerles su toque personal, hacerlas con llamativas y muy largas colas que en la altura se veían ondear.
De hecho, hasta competencias se hacían entre los mismos chicos y el que realizara la güila más vistosa, con larga cola y alcanzara gran altura era el ganador.
Los niños y jóvenes, que por lo general eran los que volaban sus güilas, aparte de entretenerse sanamente, pasar tiempo con los amigos o familiares al volar su cometa, también echaban a volar su imaginación de acuerdo al ingenio de cada uno, porque así era lo llamativo de su papalote.
Aparte calculaban el viento para saber cómo o de dónde harían volar su artefacto y cada quien respetaba sus espacios. Bueno, hasta hacían negocio, los más ingeniosos, los que las hacían con más detalle, las vendían a sus amigos.
Como en todo, lo más llamativo de una güila siempre tenía que ser la cola, dependía de lo largo y colorido que fuera para que llamara más la atención y que fuera, aparte de bonita, ligera para que alcanzara más altura.
Y si, los niños eran capaces hasta de hacer rápido sus tareas escolares o las que les imponían en casa y no gastar en golosinas su domingo con tal de poder comprar material para hacer una güila con una colorida y larga cola.
Dirá usted, ¿y eso qué tiene que ver o por qué el tema?, primero, porque siempre es bueno recordar buenos tiempos, segundo, porque muchos jóvenes y niños de hoy poco saben disfrutar al aire libre, prefieren estar encerrados en la computadora o ensimismados con los dispositivos móviles que les generan hasta ansiedad, claro, la tecnología es buena si se usa adecuadamente y solo para lo necesario, pero pues es mejor que hagan ejercicio al aire libre o divertirse con un cometa, antes llamadas güilas, y, por último, aunque en realidad no tiene mucha importancia para el mundo, hoy es el Día Internacional del Cometa, disfrutar con ellas es una actividad que fomenta la creatividad, la amistad y la unión familiar.
En fin, la situación es que hoy es Día Internacional del cometa y aunque muchas personas de estos tiempos jamás han jugado con esos artefactos es bueno que los niños de hoy y los jóvenes conozcan la historia de los cometas, lo que representaban y significaron, incluso para la ciencia. No solo es sano esparcimiento, diversión, también se hecha a volar la imaginación.
Rosa Elena González
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10
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