El fiel “Güero”, guardián de la Torre Bicentenario en Victoria
Ciudad Victoria, Tamaulipas. - Cada mañana, "Güero" se convierte en el alma de la Torre Bicentenario. Con su paso ligero y su mirada dulce, saluda a todos los empleados y funcionarios que llegan a trabajar. En su mundo, la jornada no termina al caer la noche: aún continúa cumpliendo con su deber, con su inquebrantable espíritu de guardián. Aunque después de jugar o comer, le gana el sueño y donde caiga se toma su siestecita para recuperar fuerzas y continuar con su día.
Corre entre los trabajadores que esperan su turno para entrar al elevador. Se tira al suelo, con la esperanza de que alguien lo acaricie. Y, cuando no lo esperan, se levanta para darles un abrazo. Un gesto de cariño que hace que todos se detengan, así sea por un segundo, para regalarle una sonrisa.
"Güero" es un perro criollo, de pelaje castaño dorado, lo que le da ese nombre tan familiar. Lleva casi dos años en la Torre Bicentenario, sede de varias dependencias del Poder Ejecutivo, donde, sin saberlo, ha conseguido un lugar especial en los corazones de todos. Su historia es de esas que uno no puede olvidar, y su presencia, un recordatorio de la bondad que existe entre nosotros.
Martha Castillo, empleada de la Secretaría de Administración del Estado, es una de las personas que más cerca está de él. Ella, con ternura, lo describe como “superlindo”, y recuerda cómo se encargó de organizar un boteo para asegurarse de que “Güero” tuviera una casita cómoda, una cobija, una cama, y alimentos para semanas. "Se da a querer, tiene una chispa única", dice con una sonrisa, mientras sus ojos brillan al hablar de él. "Siempre he creído que los perros, al igual que las personas, tienen su propia personalidad, y la de él es brillante. Eso lo distingue".
Cuando "Güero" llegó a la Torre, lo hizo acompañado de otros perros callejeros, pero fue él quien se quedó a vivir allí, haciendo de ese edificio su hogar y su lugar de trabajo. Cada día, los empleados le llevan algo de comer, le dan agua fresca y, lo más importante, lo colman de afecto. “Güero” es el centro de atención, el amigo fiel que nunca pide nada más que compañía y cariño.
"Te gana el corazón", dice Martha. "Siempre tiene esa chispa en los ojos, esa ternura que te atrapa". Recuerda con emoción cómo, en la pasada feria y exposición, "Güero" recorría todos los stands, buscando a quienes lo recibieran con una pequeña muestra de cariño, o mejor aún, un pedazo de comida. "Comió churros, tamales… ¡come de todo!", añadió entre risas.
“Güero” no es solo un perro, es un símbolo de la Torre, un signo de la comunidad que allí trabaja. Un recordatorio de que, incluso en los días más agitados, un pequeño gesto de cariño puede hacer la diferencia. “Nos alegra poder hacer algo por él, en conjunto, con todas las personas de buena voluntad”, expresó Martha, conmovida.
Como muchos dicen, a los animales solo les hace falta hablar con la mirada. "Güero" no necesita palabras para expresar su gratitud. Solo su mirada, su cuerpo cerca de cada trabajador, pidiendo lo que todos podemos ofrecer: cariño, comida, agua, y un rato de juego.
SJ/ie
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