¡Admirados!
En más de una ocasión, en momentos de sinceridad, le decimos a un amigo, a un familiar o a un compañero de trabajo: ¡Te admiro! Es un sentimiento, o emoción, de reconocimiento por alguna razón especial; lo hacemos, por decir, cuando alguien logra una meta, hace algo super especial, o tan simple, porque su forma de vida, sus éxitos, nos muestran un camino que no todos seguimos. Y en este caso, en estos días, creo que es justo reconocer que los deportistas tienen que ser admirados… no cualquiera, vaya pues, es o puede ser un deportista.
Confieso que me gusta ver deportes. El futbol como el beisbol, porque son deportes populares; el tenis, el ciclismo y el atletismo en general. No porque yo sea un deportista. Mis compañeros de escuela bien que lo saben: nunca pude encestar el balón de basquetbol, ni pegarle a la de volibol, menos brincar los obstáculos en las prácticas de atletismo. Por eso, cuando me enteré de que soy diabético y que el doctor me dijo, haga deporte: nade o corra en bicicleta, pregunte: ¿vale caminar? Y es lo que hago: camino y yoga de silla.
TRIUNFADORES.
En las redes sociales circula un texto, no recuerdo bien su título, si ganadores perdedores, pero es la respuesta que un amigo da a una pregunta de otro: termina una carrera de atletismo, y a una persona que participo, que porta la playera con su número, un amigo le pregunta: ¿participaste? ¿Ganaste? ¿Qué lugar sacaste? Y la respuesta fue: todos ganamos, los que perdieron son los que no se inscribieron. Efectivamente, estoy de acuerdo. Quizá los mexicanos que están en Paris no saquen medallas; pero el lugar, para estar allá, se lo ganaron a pulso… ese, quiérase o no, es un éxito.
Creo que en la vida prácticamente todos somos triunfadores. Triunfadores porque nos proponemos metas u objetivos, y los logramos. Y los triunfadores, según la experiencia, se convierten en un ejemplo para otros. Por ejemplo, hay hijos que quieren ser como sus papas, emularlos; otros, está comprobado, toman de referencia a determinados personajes como símbolos para darle un rumbo, un sentido a su vida. Así, unos y otros, en la práctica admiramos a alguien.
ADMIRACION Y RESPETO.
Por ejemplo, yo admiro la capacidad política de Andrés Manuel López Obrador: resistió, 18 años lucho por una posición de poder, y ahora está a punto de convertirse en un referente en como destruir la democracia e instauran un sistema político mejor de lo que fue el PRI. MORENA va a gobernar varios sexenios, en tanto no haya oposición. En contraparte, puede uno recriminar que haya políticos que piensan, vaya pues, en sus intereses como Alejandro Cárdenas, mejor conocido como Alito: hay que admirarle su capacidad para destruir al PRI.
Y podemos admirar a otras personalidades, sean escritores, académicos, investigadores, científicos. En lo personal, por ejemplo, un día me entrevistaron alumnos universitarios y me preguntaron: ¿usted admira a alguien? Y si, mencione como académico a José Luis Pariente: se le admira su capacidad organizativa, su capacidad para producir en el ámbito que se desenvuelve: de profesión arquitecto, académico e investigador de por vida, fotógrafo por afición. Su paso profesional, en el gobierno, en la universidad, en la comunidad, es de trabajo, trabajo y los reconocimientos son múltiples.
Al paso de los años y ahora como jubilado las actividades varias y la pertenencia o vinculación con personas de dan en otra condición. Prepare mi jubilación y me compre una cámara fotográfica: eso me llevó a otro contexto y a conocer a otras personas que, sin lugar a dudas, se ganan el respeto, la admiración de uno: conocí a varios maestros de fotografía, a distintos fotógrafos, pero además de José Luis Pariente, no puedo dejar de mencionar a dos más, que se han convertido en referentes: Luis Vicente Ballinas Cruz, por su extraordinaria capacidad y calidad de su trabajo profesional, al documentar la vivencia cotidiana y la naturaleza; y a Jesús Eduardo López, cuya experiencia y vivencia fotográfica es inigualable.
En lo personal, estoy convencido, la admiración y respeto inicia en el contexto familiar: a mama le admiro su fortaleza y capacidad de trabajo para apoyar y formar a nueve hijos; a mi suegro José García Balleza (+) que forjo una vida de ejemplo y capacidad de trabajo: como hombre del campo, como profesor rural y como padre, a menos que me desmientan mi esposa y mis cuñados.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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