La Redacción y su campo de estudio
La Redacción es un campo de estudio muy amplio, el cual no se limita a la coma, ni a la oración simple. Tiene que ver, entre varios temas, con la palabra “construcción”; hay que saber construir oraciones, pero también habría que aprender a conocer las palabras que se usan en determinados contextos, como en el lenguaje común, en el técnico o en el lenguaje científico.
Gonzalo Martín Vivaldi ha dicho en una de las últimas páginas de su libro de Redacción A MANERA DE EPÍLOGO, AUTODIDACTISMO Y PERSONALIDAD que “Un Curso completo de Redacción podría comprender la Lingüística, la Lexicografía, la Gramática Histórica, la Fraseología…”.
Me parece interesante resaltar esta parte, porque en la medida en que nos vamos metiendo cada vez más en la Redacción nos encontramos con estudios avanzados que los autores intentan compartir (a los lectores) para que los podamos entender sin mucho esfuerzo, pero quiérase o no, el esfuerzo se tiene que hacer.
De otra manera sería casi imposible asimilar las enseñanzas. Tan solo en la forma en que nos expresamos, ya sea de manera oral o escrita, no siempre se sigue una determinada estructura, sin embargo, es necesario aprender lo que significa una frase para distinguirla de una oración.
Aunque no tiene nada que ver la filosofía aquí, me gustaría enlazar la idea con el tema que estamos intentando exponer.
Recuerdo una reflexión que va más o menos en el sentido de que si a una persona nada le causa asombro, no sirve para filósofo, porque para filosofar es necesario que uno se asombre por las cosas más comunes.
La reflexión anterior se me vino a la mente porque en el caso de la Redacción, me parece interesante la manera en que nos hemos enseñado a enlazar oraciones, ese esfuerzo mental con las que acuden a nuestra mente las ideas, en cómo empleamos palabras para formar frases.
Me llama la atención en cómo nos comunicamos, a veces cambiando los elementos de una oración de forma lógica, en otras de manera sintáctica, otras tantas veces haciendo una construcción armoniosa, como lo diría Gonzalo Martín Vivaldi.
Hablando de asombros, citaré una enseñanza que descubrí en el libro “abecé DE REDACCIÓN” del autor ERIC ARAYA, es un ejemplo el cual me pareció importante ya que está representando la frase de forma sencilla.
El ejemplo es el siguiente.
Oración:
“El escritor peruano Vargas Llosa vendrá el próximo mes”.
Las comillas se las he puesto apropósito para indicar que es una cita textual. Lo que me interesa comentar es que la oración está representada dentro de un rectángulo donde se señala la palabra “frase” con negritas. En la primera frase dice: El escritor peruano Vargas Llosa. La segunda frase viene siendo: el próximo mes. El verbo “vendrá” se encuentra en medio de la oración.
Si escribo la oración de forma separada tal como lo he entendido, queda de la siguiente manera:
Frase (sujeto): El escritor peruano Vargas Llosa
Verbo: vendrá
Frase (complemento circunstancial): el próximo mes
Oración: El escritor peruano Vargas Llosa vendrá el próximo mes.
Con lo anterior podemos entender que las dos frases no llevan verbo, es decir, que una frase para que sea tal no debe llevar verbo; más bien es la oración la que lo lleva. Aparte, nos podemos dar cuenta cómo se pueden distinguir las frases que llegan a formar una oración. En lo personal me parece que la enseñanza de Eric Araya es extraordinaria.
Por otra parte, en la cuestión del lenguaje, cuando escribimos un texto empleamos palabras que se nos hacen fácil de usar sin tomar en cuenta si expresan el valor adecuado al mensaje que queremos transmitir.
Sobre el tema “Precisión en el empleo del lenguaje”, Gonzalo Martín Vivaldi aconseja no abusar de las palabras “cosa”, “algo”, “esto” y “eso”. La razón es sencilla: son palabras que se pueden sustituir por otras que tienen un significado más preciso.
Por ejemplo: “Mi papá me dijo una cosa que no se la puedo platicar a nadie”.
En este ejemplo hemos usado la palabra “cosa”, ¿por qué otra palabra la podemos sustituir?
Podemos escribir más o menos como sigue:
“Mi papá me contó un secreto el cual nadie lo debe saber”.
Ejemplo con la palabra “Algo”.
“La fiesta me pareció algo interesante”. Pregunta: ¿interesante por qué?
Podemos escribir de esta otra forma:
“La fiesta me pareció interesante. Conversé con personas que no conocía.”
En este caso estamos eliminando la palabra “algo”, ya que en la siguiente oración damos a entender por qué razón nos pareció interesante la fiesta.
Lo que se pretende explicar es que el hecho de usar las palabras “cosa” y “algo” mucha de las veces nos limita, no nos permite ser claros o más precisos.
Si hablamos de precisión, considero que hay que tener un conocimiento amplio sobre el lenguaje y su correcto empleo, pues cuando nos estamos refiriendo a un contexto determinado, ese campo de estudio tiene un grupo de palabras que habría que conocer para poderlas aplicar en un escrito como debe ser.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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