Altamira, Tamaulipas. - La diputada de Altamira, Nayeli Lara Monroy, propuso ante el Congreso de Tamaulipas reformar diversas disposiciones en materia de violencia sexual en contra de niñas, niños y adolescentes, para duplicar las penas en contra de los agresores.

La acción legislativa tiene por objeto, que para la implementación de mecanismos para la atención, canalización y seguimiento de los casos que constituyan violaciones al derecho a la educación de niñas, niños y adolescentes, el Estado y los municipios conformen una instancia multidisciplinaria responsable.

Busca duplicar la pena en los delitos de abuso sexual, estupro y violación, cuando sean cometidos por profesionistas que se desempeñen en atención o servicio de niñas, niños y adolescentes.

Lo anterior, en atención a la homologación que deriva de la concurrencia de la aprobación del Decreto aprobado el pasado 08 de febrero del año en curso, a la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes; y al Código Penal Federal.

Cada año, más de 4 millones y medio de niñas y niños son víctimas de abuso sexual en México, lo cual hace que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) lo coloque en el primer lugar mundial en este delito.

De acuerdo con el Colectivo contra el Maltrato y Abuso Sexual Infantil, esta cifra es poco realista porque sólo es denunciado uno de cada 100 casos de abuso sexual infantil.

En el contexto estatal, y de acuerdo con la estadística de la Incidencia Delictiva del Fuero Común, publicado por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en Tamaulipas se registraron de enero a diciembre de 2023, 863 casos de abuso sexual y 592 casos de violación; lo anterior es alarmante, pues tal parece que existe un bajo índice de denuncias presentadas derivado de la desconfianza en las instancias encargadas de resolver el conflicto, ya sean administrativas o jurisdiccionales.

Con base en la vulnerabilidad a la cual están expuestos niños, niñas y adolescentes es necesario cambiar las penas, aterrizando sobre todo en aquellos profesionistas que, desde su estructura jerárquica abusan de esta posición para cometer abuso sexual, utilizando el tiempo o la relación que comparten con los menores.