El desinterés ciudadano hacia las precampañas –que ya transitan hacia el final de su etapa–, ha sido harto notorio. Quizá por el asueto decembrino o tal vez por carecer los aspirantes de simpatía y/o presencia distrital, que es el caso de quienes buscan ser candidatos a senadores y diputados federales.

Igual podría ser consecuencia del hartazgo –ante las descalificaciones recurrentes para alentar el ‘voto de castigo’–, e, inclusive, el temor a perder los apoyos oficiales, en caso de manifestar públicamente ideas contrarias a quienes fueron el conducto para beneficiarse con programas asistenciales.

Lo cierto es que, en sus recorridos territoriales el grueso de hidrófilos no prende, pues caminan solamente arropados por sus corifeos. Y hasta eso, de prisa, sin atreverse a tocar puertas para apersonarse con los electores a fin de cruzar diálogos sustantivos para su oferta, pese a que, precisamente, son los ciudadanos quienes (el ‘Día D’) determinarán, como nunca antes, la conformación del Congreso de la Unión, donde Tamaulipas estará representado por tres senadores y ocho diputados federales, por lo menos, pues por lista nacional y bajo el principio de representación proporcional entrarían quizá uno más a la cámara alta y otros seis al Palacio Legislativo de San Lázaro.

Como fuere, ‘en lo corto’, no se advierte voluntad poblacional para acudir a las urnas, aunque haya la percepción de calma chicha, todavía.

Y eso precisamente sería lo que más les preocupe a las dirigencias que apuestan al voto corporativo, pues con la participación ciudadana (en este proceso actual) pudieran reproducirse los resultados electorales del 2018 y 2021, cuando el PRI y el PAN mordieron polvo en la contienda para elegir legisladores federales.

Obviamente ninguna contienda es igual a otra.

Así que lo mejor sería modificar las estrategias ya en la campaña formal, dejando el pasado atrás (¡vaya, redundancia!), si acaso los candidatos tuvieran interés real de procurar el posicionamiento requerido no sólo al través de las redes sociales, sino sudando la gota gorda con caminatas, diálogos, propuestas y ganas de salir airosos, utilizando cuantos recursos estén a su alcance; pero apegándose a los topes de campaña, ya que los fiscalizadores del Instituto Nacional Electoral (INE), a todos y cada uno, los mantienen puntualmente vigilados.

Esto lo comento porque hasta hoy, las dirigencias partidistas mal usan los espacios audiovisuales autorizados. Solamente para agredirse entre sí¬, denostando al contrincante y prometiendo soluciones en diversas materias, que, de antemano, saben que no cumplirían.

En fin, como en el amor, en la guerra todo se vale, dicen.

Y eso involucra a las tres fuerzas políticas más fuertes en Tamaulipas, aunque de éstas se cuelguen otros partiditos de menor monta.

De ahí que motive risa el slogan de que ‘El PRI nunca se raja’, pues al menos en casi ocho décadas en el poder la corrupción fue de suyo práctica y, lo peor, la imposición de mandatarios federales y estatales, senadores y diputados federales; legisladores locales y alcaldes.

Respecto al membrete albiceleste, la cuestionable gestión presidencial de Vicente Fox Quesada, como la de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa (y la derrota de Ricardo Anaya Cortés), dejan muy mal parado al partido hasta el grado que los electores en el ámbito nacional poco quieren saber de este membrete.

En Tamaulipas dejó de ser la primera fuerza política en 2022, con el triunfo gubernamental de Américo Villarreal Anaya, quien por cierto en 2018 le propinó honda estocada al astado albiceleste, al ganarle la senaduría a Ismael García Cabeza de Vaca.

En cuanto a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) hay un claro divisionismo y controversia por las probables nominaciones verticales que serían autorizadas por su dirigente, sin que Dante Alfonso Delgado Rannauro se atreva a dar la cara aquí, en la comarca, para ‘meter en cintura’ a quienes atentan contra su proyecto.

En fin, este proceso apenas está en marcha.

Y hasta eso, con muchas irregularidades, como se advierte por el mar de impugnaciones que serían presentadas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por los aspirantes perdedores que sienten ser excluidos en sus derechos políticos con miras al Senado y la Cámara de Diputados.

Habrá, bien lo sé, duras críticas a mi apreciación. Pero al menos es lo que estimo y con pleno derecho difundo, sin caer en el garlito demagogo y menos por la incredulidad hacia los políticos que sólo en etapa electoral se acuerdan de la prensa libre.

Prueba de ello, es que en mis espacios electrónicos han aparecido un mar de comunicados --los más de remitentes desconocidos–, refiriendo las actividades proselitistas, pero no las reproduzco por vagas en su esencia y mal redactadas. Hasta cursis, las más.

Comunión acertada

La buena relación del Gobierno estatal con la prensa, quedó de manifiesto en la comida que el doctor Américo Villarreal Anaya ofreció a los periodistas para conmemorar su día.

El coordinador de Comunicación Social, Francisco Cuéllar Carmona, reiteró la voluntad gubernamental de mantener inalterable la libertad de expresión y el respeto hacia la crítica objetiva de los medios, pues ésta contribuye al análisis cotidiano de los temas que hay que atender de inmediato.

Fue en convivio grato, donde el mandatario también destacó su respeto al periodismo e hizo hincapié en algunas acciones de gobierno ya concretadas y otras por realizar.

¡Felicidades!

Correo: jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.