Reynosa, Tamaulipas. - La presidenta de la asociación civil Libélulas de Esperanza Leticia Guerrero, dijo que las mujeres que son maltratadas por su pareja son candidatas a solicitar y recibir asilo político en Estados Unidos, siempre y cuando comprueben que está en peligro su vida.

Agregó que una madre de familia víctima de un marido golpeador, con antecedentes criminales, puede acudir ante las autoridades migratorias del vecino país en busca de asilo político.

Informó que a partir del 25 de noviembre iniciará un período de 16 días de platicas encaminadas a concientizar a la población vulnerable sobre el tema del maltrato a mujeres y niñas, en donde se brindará asesoría, asistencias y testimonios de víctimas.

Los eventos tendrán verificativo en distintas sedes, las cuales se darán a conocer unos días antes del inicio.

“Seguimos agendando, pero ya tenemos una en la Universidad Tamaulipeca. Estamos visitando las demás universidades a ver si nos abren sus espacios”.

Dijo que Tamaulipas ocupa el séptimo lugar nacional en cuanto a violencia familiar, y dentro del Estado, Reynosa es de las ciudades con mayor incidencia en materia de reportes al 9-11.

Guerrero Lozano agregó que muchos casos no son atendidos y la mayoría quedan en la impunidad.

“Es importante que denuncien al 9-11 y posteriormente pueda entrar la Unidad de Violencia de Género, que es la que está trabajando aquí, en Tamaulipas, sobre todo en Reynosa”, recalcó.

La activista mencionó que la organización recibe de nueve a diez casos por semana.

Señaló que hay casos en que se ha logrado que una mujer maltratada consiga asilo en los Estados Unidos.

“El ex marido o su pareja le reventó parte del labio. En el caso de ella, estábamos en el hospital, esperando que la atendieran, pero no le querían dar el seguimiento. Pedimos apoyo al CNDH e Instituto de la Mujer en el Estado y no supieron atendernos”.

La joven obtuvo el asilo en Estados Unidos al demostrar que había peligro de muerte.

“Yo le recomendé en ese momento que se fuera al puente y dijera que iba huyendo, porque temía por su vida. A ella la mandaron a Senda de Vida, ahí se refugió y le dieron la atención para que pudiera cruzar. Ella ya está allá, la recibió una persona y está haciendo su vida”.

Leticia Guerrero, presidenta de la asociación civil Libélulas de Esperanza