Es, el juego sucio, una característica de los políticos que con trabajo propio no han logrado posicionarse en el ánimo ciudadano ni entre las estructuras partidistas, mostrando así su incapacidad de contribuir al fortalecimiento de sus organizaciones.

Por eso ‘filtran’ rumores a los medios de comunicación masiva, sin que alcancen realmente su cometido merced a la ligereza del planteamiento –la mayoría de las veces--, o porque el receptor (por convicción propia) rehúsa magnificar supuestos que en nada contribuyen a la objetividad periodística; y sí, por el contrario, a la pérdida de credibilidad, tanto del autor como de la prensa en su conjunto.

En las últimas fechas, los periodistas hemos sido ‘bombardeados’ con información que refiere supuestos deslices en el comportamiento de ciertos aspirantes al Senado, a la Cámara de Diputados, al Congreso local y a las alcaldías, sin que los autores de la embestida se atrevan a dar la cara. Ya por cobardía, o, como ellos argumentan, ‘desde el anonimato, por razones obvias’.

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es muy clara al consignar que la libertad de expresión debe respetarse siempre y cuando no atente contra la vida privada de los individuos, pero hay quienes arguyen que un político no tiene vida privada, en clara alusión a su afán de ganar espacios a través de noticias escandalosas, con las que ambicionan lograr popularidad entre la opinión pública.

De cualquier forma, ya son públicos los golpes bajos. Y de aquí hasta la víspera de la jornada comicial del 2 de junio próximo, seguramente, arreciarán, refiriéndose al mal comportamiento de fulano, zutano o mengano (en su vida privada), sin que nada ni nadie pueda frenarlos aun cuando se tratare de simples invenciones, porque igual que los periodistas éticos existen vividores de tan noble oficio que en el chantaje y la extorsión encuentran su modus vivendi.

Por lo que respecta a la prensa profesional –los lectores bien que la ubican--, ésta difícilmente haría eco a la infamia, a la diatriba, o, en su caso, a la reproducción de versiones que no le constaran, aun cuando los dardos circulen profusamente en las redes sociales.

Abordo este tema porque a mí correo electrónico ha llegado cualquier cantidad de anónimos que consignan supuestos malos comportamientos de los aspirantes a cargos de elección popular; su afición por el alcohol, el juego y las relaciones extramaritales, amén de algunas tropelías familiares.

Igual hablan de algunas situaciones que sí están enmarcadas en la ley electoral y probables actos de corrupción en los que supuestamente se han visto involucrados, así como supuestos fraudes cometidos por ellos y por su parentela.

Pero eso es harina de otro costal.

Y de ello hablaré en futuras colaboraciones, pues por el momento sólo me ocupa la necesidad de aclarar que no soy, ni pretendo ser, repetidor de especulaciones ni mucho menos tengo interés en entrometerme en lo que no me importa.

O sea, en la vida privada de los pretendientes a legisladores y ediles.

Lamentablemente muchos de ellos han caído en el juego de sus pares y están más ocupados en querer curarse en salud que en las contiendas interpartidistas.

Hartazgo beneficia a morena

Tomando en cuenta que el Partido Acción Nacional (PAN) no puede crecer sin el tutelaje gubernamental --por su costumbre sexenal de mamar y dar de topes al mismo tiempo--, que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) suele acercarse a los ciudadanos únicamente en tiempos de elecciones y que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), salvo contadas excepciones, está prácticamente en la lona, los aspirantes del llamado Frente Amplio por México (FAM) ya son considerados perdedores. Y eso que ni siquiera han iniciado las precampañas.

Igual, muchos pretendientes de Movimiento Ciudadano (MC), que en esta ocasión serán el 50 por ciento externos, dado que su militancia podría contarse con las manos y sobrarían dedos.

Los partidos del Trabajo (PT) y Verde Ecologista de México (PVEM), le apuestan, como es costumbre suya, a las pegadas, cobijándose esta vez en la sombra de Movimiento Regeneración Nacional (morena).

Sin embargo, los membretes que más han lastimado y se han burlado de los electores que les cobrarían las facturas en la jornada comicial, son el albiceleste y el tricolor.

Este hartazgo del electorado se da también porque ya no cree en los partidos ni en los falsos mesías en que confió en el pasado –hablo concretamente del sexenio encabezado por cabecistas--, yéndole peor que con los regímenes priistas.

Las encuestas más recientes coinciden en que morena tendrá ventaja en la mayoría de municipios y distritos electorales (federales y locales), mientras en algunas demarcaciones el PRI y el PAN, según sea el caso, se ubicarán en la segunda posición, y el resto de los partiditos se repartirían el porcentaje sobrante, en el caso de los comicios para elegir diputados federales, alcaldes y legisladores locales, en este proceso donde juegan dos coaliciones.

Correo: jusam_gg@hotmail.com

Juan Sánchez Mendoza

Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.