Los datos son duros, actualmente el 34% de la población en México son personas solteras y se espera que para el 2030 el número de mujeres que decidieron no casarse aumente al 45 por ciento.

En cuanto a los divorcios, por cada 100 matrimonios en 2021 ocurrieron 33 divorcios y de acuerdo a las estadísticas ocho de cada 10 personas viudas en México son mujeres.

En síntesis, en un momento de la vida de la mujer estará sola y tendrá que enfrentarse a los retos que se le presenten. La mejor forma es estar preparadas ante eventos que descarrilen sus objetivos.

Por ejemplo, si decides estar soltera, porque no te late tener un compromiso como el matrimonio, debes de saber que cuando tengas 50 o más, difícilmente encontrarás un nuevo trabajo y a esa edad de no tener una planeación financiera vas a sufrir las consecuencias.

De igual forma, si te casas y no tienes otro ingreso más que el que provee tu pareja, en caso de que esta llegara a fallecer o sufriera una invalidez te vas a quedar desamparada. Es difícil para una mujer viuda encontrar una fuente de subsistencia y el escenario es peor si hay hijos pequeños de por medio.

¿Te imaginas quedar viuda a los 60 o 65 años y tender qué vivir de la caridad de tus parientes? ¿Te imaginas rehacer tu vida a esa edad?

Otro caso de riesgo son las mujeres que por distintas situaciones de la vida se llegan a divorciar. Es real, muchas saben con quién se casan, pero no de quien se divorcian.

Si estás casada y no tienes una independencia financiera, al romperse el matrimonio tendrás que empezar desde cero o desde un punto desfavorable.

¿Qué te propongo?

Un Seguro de Protección y Ahorro, en donde además de protegerte por el riesgo de fallecimiento e invalidez, también puedas generar un ahorro que lo podrás ocupar ante cualquier contingencia.

Dependiendo de tu edad, es como se calcula el Pago de la Prima, que puedes liquidar de forma anual, semestral, trimestral o mensual.

Pero eso no es todo, incluimos la Cobertura Mujer que te dará hasta Un millón 250 mil pesos para protegerte de riesgos propios de tu sexo, como: Cáncer, enfermedades cancerosas, complicaciones del embarazo, complicaciones del recién nacido, entre otros.  

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