Matamoros, Tamaulipas. - Con lágrimas en los ojos, Jonathan dijo que no le quedó de otra que cruzar el río Bravo para poder tener una mejor vida a la que tenía en Venezuela, y acompañado de su sobrina juntos se aventuraron a tirarse en un colchón inflable y cruzar el caudal hacia los Estados Unidos.

“Está muy difícil la situación en nuestro país, llegamos aquí y no estamos seguros, además no se puede obtener la cita por celular, no nos queda más que cruzarnos el río”, dijo al momento de que se limpiaba las lágrimas.

Jonathan junto a su sobrina veían una y otra vez como otras personas cruzaban de la misma manera en que ellos lo iban hacer, ya con sus bolsas de ropa preparadas, ellos esperaban su turno a la orilla del río.

Cada uno llevaba sus pertenencias en bolsas negras de plástico, mismas que aventaron al colchón para después subir ellos y llegar hasta el otro lado de la frontera, cumpliendo el primer paso de ese sueño americano.

Sin contratiempo cruzaron a los Estados Unidos, ya estando allá tuvieron que ir aventando poco a poco las bolsas, ya que para subir a tierra firme había que sujetarse de una cuerda y escalar para llegar a la parte de arriba del bordo del caudal.

De esta manera siguen aventándose los migrantes en busca de una mejor vida del lado americano, sin importar arriesgar su vida al cruzarse de esta manera.