Hablando claro
“Encontramos una administración orientada al latrocinio y a la apropiación de recursos públicos. Su rapacidad y cinismo no tienen paralelo. Ahora que están fuera no les va a funcionar el intento de hacerse las víctimas, cuando el pueblo de Tamaulipas los conoce…”
Así de claro y contundente fue el gobernador Américo Villarreal Anaya, al referirse a la gavilla que durante seis años saqueó las arcas en provecho suyo y de su parentela.
Ante más de cinco mil asistentes que se dieron cita en el Polyforum de Ciudad Victoria --con motivo del primer informe gubernamental del régimen transformador--, acusó que los funcionarios públicos incrustados en cargos gubernamentales (del 2016 al 2022) ‘llegaron con una voracidad patológica y falta total de escrúpulos’, por lo que ya no tienen cabida en las esferas de la administración y deben ser castigados por corruptos.
“Nos es venganza, es justicia”, enfatizó al referirse a quienes aparecen en carpetas de investigación por diversos delitos como peculado, cohecho, desviación de recursos públicos, opacidad, enriquecimiento ilícito y demás.
Bastaron cinco meses y medio –concretamente 166 días--, para que el mandatario estatal decidiera hacer pública la rapiña cometida por Francisco Javier García Cabeza de Vaca y compinches –con pruebas contundentes a la mano--, sin vacilar en ningún momento, ni alterarse, aunque ése oprobio lo menos que amerita es alzar fuerte la voz por el daño mayúsculo causado a Tamaulipas.
Américo se vio firme. Y valiente, considerando la patología criminal del ‘cabezón’, quien debe estar rumiando de coraje porque el dedo acusador le fue puesto en la llaga.
La respuesta del exmandatario no tardaría en divulgarse --en las redes sociales--, seguramente, aun cuando (él) sabe que la sociedad tamaulipeca se ha unido, pero en contra, por autoritario, abusivo, gandalla, pendenciero, ladrón y otros calificativos que lo han distinguido durante décadas.
Con este pronunciamiento, Villarreal Anaya rompe definitivamente con el pasado. Para bien --estableciendo una línea entre el antes y el después--, como lo han venido reclamando los tamaulipecos sumados al ‘proyecto de la esperanza’ --consistente en rescatar a Tamaulipas del marasmo y, sobre todo, reconstruirlo ante el colapso sociopolítico económico en que lo hundió la ilusa teoría de los ‘vientos del cambio’
Hubo en el mensaje gubernamental sobrados temas que ameritan ser analizados profusamente, por su contenido.
Por vía de mientras cito algunos:
+ La disponibilidad gubernamental de no quitar el dedo del renglón con relación a las investigaciones por malversación de recursos públicos, pese a la lentitud mostrada por la Fiscalía estatal;
+ El llamado del doctor Américo Villarreal para que los poderes judicial y legislativo atiendan su función en beneficio del estado, sin menoscabo de su independencia y autonomía;
+ La justicia laboral que se hace a la burocracia otrora castigada y muy vilipendiada por regímenes anteriores;
+ Los proyectos de inversión federal que incidirán positivamente en los sectores productivos para reorientar la economía y generar empleos; y
+ La política integral planteada por el gobernador, a fin de que ninguna persona quede al margen del crecimiento paulatino y ordenado --trátese de quien se trate--, siempre y cuando cumplan con el ordenamiento legal.
Esto --aplicado adecuadamente--, incidirá para alcanzar los tres rubros de mayor importancia para la transformación del estado como: el bienestar, la justicia social y la legalidad.
En lo sucesivo me ocuparé de cada tema, por separado.
Así como de la necesidad que habría de una fuerte sacudida al árbol gubernamental, pues, aunque el gobernador hizo un reconocimiento en su favor –algo así como pedir un voto de confianza hacia ellos--, no todos han trabajado en la misma sintonía…
Conjeturas erradas
Hubo en días previos a la sesión pública solemne de la LXV Legislatura del Congreso local pronosticadores, disfrazados de analistas, que aseguraron habría una pasarela de ‘corcholatas’ durante el evento y que el gobernador sería ‘cuerpeado’ por sus homólogos de 20 entidades más gobernadas por morena.
¡Vaya ligereza para anunciar acontecimientos que solamente caben en sus sueños de opio!
No vinieron a Ciudad Victoria unos ni los otros.
Y esto demuestra la sensibilidad política del doctor Américo, por cuidar su relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador –quien, por cierto, hoy visitará por cuarta ocasión en cinco meses la entidad--, y evitar que en Tamaulipas se haga futurismo.
De ahí una recomendación: antes de elucubrar, señores (as) ‘colegas’, infórmense, pues sus desatinos sólo provocan confusión entre sus millones de lectores.
Correo: jusam_gg@hotmail.com
Juan Sánchez Mendoza
Ha ejercido el periodismo durante más de tres décadas, alcanzado premios estatales en dos ocasiones; autor del libro "68. Tiempo de hablar"(que refiere pormenores del memorable movimiento estudiantil); autor de ensayos literarios; y reportero de investigación de tiempo completo, acá en territorio nacional y más allá de nuestras fronteras y del continente americano.
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