La imprenta y el servicio al cliente
Le voy a inventar un nombre a la imprenta a donde actualmente estoy acudiendo a imprimir trabajos editoriales (prácticas o ejercicios), pues la idea no es hablar mal de la empresa, en este caso para mí no es necesario, sino más bien pretendo exponer una situación que puede suceder en cualquier parte, en cualquier empresa dedicada a este negocio, de ahí que se me ocurra identificarla solamente como imprenta X.
Bueno.
Bien reza el dicho «La primera imagen nunca se olvida» …
El primer día que visité la imprenta X, en la recepción me atendió una señorita, su actitud seria me hizo vacilar un momento, pensé que tal vez debería de conducirme bajo esta misma actitud, pero como no soy tan serio que digamos, pues comencé por romper el hielo diciéndole mi nombre y el motivo de mi visita.
Todas las preguntas que le hice a ella estuvieron relacionadas con la impresión de libros, como, por ejemplo: ¿qué papel tiene para las portadas?, ¿en qué papel puedo imprimir las hojas del libro? ¿Me pueden imprimir un solo ejemplar? Me gustaría que me hicieran una cotización por un libro de 100 páginas y otro de 130.
La recepcionista me pasó con un joven poco atento quien se sentó cerca de ella. En cuanto el joven terminó de anotar en la computadora todo lo que yo necesitaba saber, me dijo: «La cotización se le enviamos más tarde por WhatsApp», enseguida se levantó de su asiento y se perdió de vista por un pasillo.
Para colmo, me pasaron con una señorita quien lejos de aclarar otras dudas, no hizo más que alterarme, pues estaba seguro de que el trabajo que les acababa de entregar vía USB en formato PDF venía bien configurado, me había encargado de revisarlo varias veces. La señorita me explicó que no estaba bien compaginado, que por eso le iban a hacer ciertas modificaciones.
Luego me pasaron con otra señorita más, es decir, con la diseñadora, según esto para que ella terminara de aclarar mi ‘error’ en la configuración de las páginas del libro.
«Acláreme una duda, por favor ―insistí―: el pdf que le acabo de enviar está bien configurado, bien compaginado, o no?».
«Sí ―respondió la diseñadora―; viene bien compaginado.».
Para que ellos hayan hecho su primera presentación como empresa en el servicio al cliente, considero que no fue nada agradable. Pero yo tenía que tomar una decisión a partir del primer trabajo impreso, de tal manera que dejaría a un lado las cuestiones sentimentales, y en lugar de eso, me debería enfocar a la calidad de las impresiones si es que salían bien.
No pasó mucho tiempo cuando regresé a la imprenta a recoger el trabajo el cual, por cierto, salió con pequeños errores tanto de imprenta como míos. La imprenta reconoció su error de impresión; por mi parte, también reconocí que en el documento que les había enviado tenía un detalle qué corregir.
Actualmente puedo decir que la calidad de las impresiones es excelente, aunque no puedo opinar lo mismo del servicio al cliente, porque uno como cliente siempre espera una sonrisa, una atención amable, pero si en la empresa X no les importa la sonrisa, pues allá ellos, a mí que me entreguen mis trabajos de calidad como lo han estado haciendo hasta ahora, pues finalmente lo que a mí me importa es el trabajo editorial, con eso me quedo yo.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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