Decreta Papa Francisco nuevas normas sobre la misa antigua
Ciudad del Vaticano, (Agencia Informativa de México).- El Papa Francisco ha decretado, a través de la publicación del motu proprio «Traditionis custodes», establecer nuevas formas del uso del misal que se estableció antes del Concilio Vaticano II, dándole la responsabilidad a los obispos para asegurarse de que los que ya celebran con el misal antiguo “no excluyan la validez y legitimidad de la reforma litúrgica”.
La oficina de Prensa del Vaticano dio a conocer una carta en la que explica los motivos de la decisión del Sumo Pontífice para cambiar algunos criterios dictados del Concilio Vaticano II y el Magisterio de los Sumos Pontífices y definir las modalidades de uso del misal preconciliar para unificar a toda la Iglesia Católica.
“Me duelen por igual los abusos de una parte y de otra en la celebración de la liturgia. Al igual que Benedicto XVI, yo también deploro que en muchos lugares no se celebraba de una manera fiel a las prescripciones del nuevo Misal, sino que éste llegó a entenderse como una autorización e incluso como una obligación a la creatividad”, escribió el Papa Francisco, en su carta de explicación.
“Pero también me entristece el uso instrumental del Missale Romanum de 1962, que se caracteriza cada vez más por un rechazo creciente no sólo de la reforma litúrgica, sino del Concilio Vaticano II, con la afirmación infundada e insostenible de que ha traicionado la Tradición y la verdadera Iglesia”.
Pero acotó que es cierto que el camino de la Iglesia “debe entenderse en el dinamismo de la Tradición, que deriva de los Apóstoles”, y explicó que hay que considerar que el Rito Romano, adaptado varias veces a lo largo de los siglos a las necesidades de los tiempos, no sólo se ha conservado, sino que se ha renovado “ateniéndose fielmente a la tradición”.
“Quienes deseen celebrar con devoción según la forma litúrgica anterior no encontrarán dificultad en encontrar en el Misal Romano, reformado según la mente del Concilio Vaticano II, todos los elementos del Rito Romano, especialmente el canon romano, que es uno de sus elementos más característicos”, agregó.
Y es que el Papa Francisco consultó a los obispos del mundo, y tomó la decisión de cambiar las normas que rigen el uso del misal de 1962, que fue liberalizado como «Rito Romano Extra-Ordinario» hace catorce años por Benedicto XVI.
En su explicación el Sumo Pontífice decretó que la responsabilidad de regular la celebración según el rito preconciliar vuelve al obispo, moderador de la vida litúrgica diocesana, y “es de su exclusiva competencia autorizar el uso del Missale Romanum de 1962 en la diócesis, siguiendo las orientaciones de la Sede Apostólica».
Por lo que, explicó, las celebraciones de las misas con el rito antiguo ya no se celebrarán en las iglesias parroquiales y será el obispo quien determinará la iglesia y los días de celebración, las lecturas serán «en lengua vernácula» utilizando las traducciones aprobadas por las Conferencias Episcopales.
De hecho, es necesario que el sacerdote encargado tenga en mente no sólo la celebración digna de la liturgia, sino también la atención pastoral y espiritual de los fieles. El obispo «se preocupará de no autorizar la creación de nuevos grupos».
También, explicó que los sacerdotes ordenados después de la publicación del Motu proprio de hoy que pretendan utilizar el misal preconciliar «deberán presentar una solicitud formal al obispo diocesano, que consultará a la Sede Apostólica antes de conceder la autorización».
Mientras que, los que ya lo hacen, deben pedir permiso al obispo diocesano para seguir utilizándolo. Los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, «en su momento erigidos por la Comisión Pontificia Ecclesia Dei», pasarán a depender de la Congregación para los Religiosos. Los Dicasterios de Culto y de la Vida Religiosa velarán por el cumplimiento de estas nuevas disposiciones.
Finalmente, el Obispo de Roma, pidió, en su carta, procurar que “cada liturgia se celebre con decoro y fidelidad a los libros litúrgicos promulgados tras el Concilio Vaticano II, sin excentricidades que fácilmente degeneran en abusos”.
“A esta fidelidad a las prescripciones del Misal y a los libros litúrgicos, en los que se refleja la reforma litúrgica deseada por el Concilio Vaticano II, sean educados los seminaristas y los nuevos presbíteros”, puntualizó.
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