Considero que, en esto de la cuestión editorial, sobre todo para los que nos hemos comenzado a asomar por primera vez, la observación cumple una función de gran importancia al momento en que comenzamos a ver detenidamente la composición del texto en la página de un libro.

No tan solo nos llama la atención la forma en cómo están distribuidos los títulos, subtítulos y párrafos en algunas obras, sino también es interesante ver qué información es la que llevan algunos libros como encabezado en la parte superior, y en qué lugar se encuentra situado el número en el pie de página, esto último parecería ser de poca importancia, pero para quienes hemos comenzado a ver estos detalles, sí que importa saber en qué lugar o espacio deberá ir colocado el número de página.

Veamos un ejemplo.

Hace unos días una señora me regaló un folleto el cual contenía información relacionada con oraciones (un rosario). El folleto lo guardé en el maletín y más tarde, estando en casa, me puse a analizar la composición del texto.

El folleto tiene un formato en medio oficio, contiene 24 páginas, viene engrapado, muchas palabras vienen resaltadas en negrita, algunos números de páginas están a orillas de las hojas, casi se salen de las páginas.

Con respecto a los márgenes, solamente el izquierdo es el que es diferente con respecto a los otros. Es decir, le calculo que es de una medida como de 1 cm, en tanto que los restantes pudieran tener 2 centímetros aprox.

En este ejemplo, me llama la atención un posible error en la configuración sobre la colocación de algunos números de página, específicamente por los que están casi saliéndose de la hoja impresa.

Esta evidente falla se hubiera podido corregir en la sección «Encabezado y pie de página», y ajustar bien el número. Aunque en este caso la información sea lo más importante, y posiblemente a nadie que lea el rosario le interese analizar si el número de página se ve bien o no, lo cierto es que el número debe ir bien colocado y visible en cada página, así sea un folleto, así se trate de cualquier asunto.

Por otro lado, el uso constante de las negritas que se puede apreciar en cada página en este folleto, llama mucho la atención. No estaría nada mal tener un conocimiento serio, basado en la información que proporcionan algunos autores expertos en la materia de la edición de libros, en este caso sobre el conocimiento de la ortotipografía, para saber si el hecho de usar las negritas para resaltar determinadas palabras (¡muchas palabras!; ¡gran cantidad de palabras!) en una sola página, acaso ese uso constante y reiterativo no caería en un «abuso» por ese empleo muy marcado.

Aunque en este ejemplo se trata de un folleto, de cualquier manera, el conocimiento por el uso o abuso de las negritas es necesario saberlo para un futuro trabajo en la edición de un texto.

Porque si bien es cierto que las negritas resaltan ciertas ideas o palabras, considero que no se ve bien el hecho de que se tenga que recurrir a las negritas de forma muy marcada con el propósito de transmitir un mensaje.

Mi tarea, esta vez, será estudiar el uso de las negritas, cuándo se deben emplear sin caer por ello en el abuso de estas.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.