Identifican nueva especie de dinosaurio; habría habitado actual territorio de Coahuila
Ciudad de México.- Hace 72 o 73 millones de años, un colosal dinosaurio herbívoro murió en lo que debió ser un cuerpo de agua copioso en sedimentos, por lo que su cuerpo quedó rápidamente cubierto por la tierra y pudo preservarse a lo largo de las eras, hasta que paleontólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), institución de la Secretaría de Cultura, y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) pudieron recuperarlo y estudiarlo, logrando determinar en este 2021, que sus restos pertenecen a una nueva especie: Tlatolophus galorum.
Aunque la prioridad inicial fue rescatar pronta pero rigurosamente la osamenta, dado que algunas vértebras sobresalían de la superficie y estaban expuestas a la lluvia y la erosión, las pistas estaban dadas, evocan Felisa Aguilar Arellano, investigadora del Centro INAH Coahuila, y Ángel Alejandro Ramírez Velasco, doctorante en el Instituto de Geología de la UNAM.
Explica Ramírez Velasco:
“Pese a que habíamos perdido la esperanza de hallar la parte superior del ejemplar, una vez que recuperamos la cola seguimos excavando debajo de donde esta se ubicaba. La sorpresa fue que comenzamos a encontrar huesos como el fémur, la escápula y otros elementos”, .
“En su momento dije que era parte de la pelvis, pero otro de los participantes del proyecto, José López Espinoza, comentó que aquello era la cabeza del animal”.
Dadas las excepcionales condiciones de conservación del cráneo –se preserva casi 80% de esta estructura ósea–, se pudo dar paso a la comparación del ejemplar con otras especies de hadrosaurios conocidas en la región, como el Velafrons coahuilensis.
Comenta Felisa Aguilar:
“Después de todos estos hallazgos, nos convencimos de que estábamos ante un nuevo género y especie de dinosaurio crestado”.
La publicación en Cretaceous Research incluye ilustraciones de Luis V. Rey y Marco Pineda, paleoartistas que recrearon al dinosaurio en su hábitat natural.
Tlatolophus, la ‘cresta palabra’
La composición es adecuada no solo porque la cresta de este animal asemeja en su forma a una vírgula —símbolo usado por los pueblos mesoamericanos para representar en códices la acción comunicativa y el saber en sí mismo—, sino porque en todos los lambeosaurinos tenía una función comunicativa, ya que, al tener numerosos pasajes internos y conexiones con la nariz y la tráquea, funcionaría como una trompeta integrada.
Explica Ángel Ramírez:
“Sabemos que tenían oídos con la capacidad de recibir sonidos de baja frecuencia, por lo que debieron ser dinosaurios pacíficos pero platicadores. Algunos paleontólogos teorizan que emitían sonidos fuertes para espantar a los carnívoros o con fines de reproducción, lo que sugiere que las crestas lucían colores vistosos”.
Cabe destacar que la cola articulada del Tlatolophus galorum se exhibe en la cabecera municipal de General Cepeda, donde —con apoyo del ayuntamiento— se habilitó un espacio en el que los habitantes del municipio y visitantes pueden conocer los vestigios de este antiguo habitante de la Tierra.
Subraya la paleontóloga Felisa Aguilar:
“Este fósil, que continúa bajo investigación, es un caso excepcional en la paleontología mexicana, ya que tuvieron que ocurrir sucesos altamente favorables desde hace millones de años, cuando Coahuila era una región tropical, como una gran planicie costera, para que se conservara en las condiciones con las cuales lo encontramos”.
Los académicos concluyen que el proyecto también ejemplifica la importancia de los reportes de la ciudadanía cuando cree haber encontrado un fósil;
“se debe avisar al INAH y evitar extraerlo, ya que un mal manejo del contexto puede significar la pérdida irreparable de valiosa información para la paleontología mexicana y mundial”.
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