El libro como aprendizaje
Durante el tiempo en que me he dedicado a escribir mis propios libros,
a diseñarlos y editarlos, quiero compartir con ustedes, mi querido
público lector, parte de esas experiencias las cuales me han permitido
crecer, avanzar y caminar por el mundo con la frente en alto.
Hay tantas preguntas que se nos podrían ocurrir mientras tenemos
fresca la idea de escribir un libro, pero más allá de reflexionar en la
palabra “libro”, me refiero a las personas que por primera vez hemos
tomado la decisión de sacar adelante el proyecto, incluso, de forma
independiente a una editorial, considero que debemos de enfocarnos
en “aprender a equivocarnos” con el primer libro.
¿Por qué?
Porque cuando se piensa en el libro como tal, se piensa en la editorial,
en la difusión, en la publicidad, en las ventas, en el logo, en la marca,
etcétera.
No estoy en contra de considerar eso, sino más bien mi invitación se
centra en el aprendizaje, en el primer aprendizaje, en la primera obra
impresa, la que tú escribiste de pe a pa.
¡Qué agradable es poder ver los errores!
Considero que en la medida en que vayamos observando nuestros
errores, será como podamos ir avanzando en el proceso de
aprendizaje.
Escribe una idea y ve desarrollándola poco a poco, tal vez la idea no la
estires mucho en ese momento, pero ten paciencia, déjala reposar
unas cuantas horas y vuelve a la carga.
Hay tantos detalles que se deben tomar en cuenta, entre esos detalles
se encuentran, por ejemplo: paciencia para escribir, diseñar un mapa
de ideas, o un borrador de índice, esto nos va a permitir trabajar en
cada tema que hemos enumerado o jerarquizado.
Cuando desarrollamos una columna periodística o un escrito
cualquiera, pensamos en lo primero que hay que decir, luego
explicamos, al último redactamos la conclusión.
El contenido de un libro también sigue ese proceso.
Por otro lado, soy de la idea de que es necesario saber configurar las
páginas en Word, que es el sistema para texto el cual recomiendo
para todos los que no tenemos conocimientos más avanzados en
otros programas de texto que permitan realizar el trabajo.
El hecho de configurar las páginas en Word nos ayudará a ir vaciando
la información de todo lo que vayamos escribiendo. En este caso
hablo de configurar las páginas a media carta, pero eso de las
medidas lo veremos más adelante.
Si lo hacemos de esta forma desde un principio, cada vez que
escribas en el formato que configuraste, te vas a dar cuenta de
cuántas páginas vas avanzando. Una página normal, en tamaño carta,
equivale a dos páginas del libro con el formato media carta.
Estoy casi seguro de que, si te sientas a escribir una hora, digamos, lo
más probable es que escribas por lo menos dos páginas y media, lo
cual quiere decir que cada vez que te sientes a escribir vas a ir
avanzando dos páginas y media.
Entonces le echarás cuentas y te vas a preguntar: ¿si yo escribo dos
páginas y media cada vez que me siento a escribir, cuántas páginas
podré avanzar en una semana, en un mes, en dos meses?
Cuando tengas control del formato que elegiste (medio oficio o media
carta, u otro), tú mismo o tú misma decidirás cuándo quieres que
quede terminado el libro.
Pero primero lo primero. Hay que aprender a usar un formato, hay que
aprender a escribir el índice de contenido, hay que aprender a
configurar las páginas, hay que aprender a aceptar nuestros errores y
ver la manera de corregirlos para futuros trabajos impresos.
Dejo mis correos electrónicos para cualquier duda o sugerencia:
saritahdz73@hotmail.com / filosofiavictoria1973@gmail.com
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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