La victoria electoral es el resultado de la aceptación del mensaje político y la internalización del mismo en la psiquis del elector, para lograr este efecto, el director de campaña utiliza la publicidad política pagada para difundir el mensaje del candidato. 

La estrategia política aplicada para conseguir votos responde a la investigación realizada por el equipo de consultoría política. Ellos son los encargados de analizar la realidad política del candidato frente a sus opositores y la mentalidad de los electores, es por ello que son quienes determinan cómo, cuándo, dónde y hacia quién van dirigidos los mensajes que formarán parte de la propaganda política que será divulgada durante la campaña.

Existen cinco puntos psicológicos que los políticos atacan para atraer electores y conseguir sus votos mediante manipulación emocional. Estos son:

Promesas que quieren escuchar: sin detenerse a pensar si su discurso es contradictorio, los políticos ofrecen a cada grupo las promesas que desean escuchar, para ello es necesario coordinar discursos a grupos homogéneos, de esta forma el candidato puede mostrarse cercano a un grupo con características y preocupaciones afines. Esto se repite en el siguiente discurso con un grupo diferente. Siempre que el discurso se dirija al corazón de las personas obtendrá resultados positivamente efectivos, ya que las personas desean sentir que son importantes para el candidato.

Emociones negativas: apuntar hacia las emociones negativas de la persona facilita la entrada a su mente con mayor profundidad que lo positivo. Es por esta razón que los candidatos atacan con tanta vehemencia a sus contrincantes, haciendo alusión a hechos o características negativas que podrían ser asumidas como despreciables. Es más efectivo inculcar las imágenes negativas del oponente en la psiquis del elector que las positivas del propio candidato. Esta estrategia psicológica ha demostrado su efectividad en eventos electorales recientes.

Provocar temor a potenciales peligros y crisis: lo natural en una persona es temer a la incertidumbre y lo desconocido; esto es lo que los políticos aprovechan justamente para ganar los votos. Presentar constantemente escenarios posibles de amenaza a la tranquilidad colectiva que ellos, de ser electos, pueden evitar es una fuente inagotable de adeptos. No es nada casual que un candidato despotrique de sus adversarios, hablando de los perjudiciales efectos que traería su elección. Ese juego con el miedo puede traducirse en votos favorables.

Miedo a la segregación: el ser humano por naturaleza necesita pertenecer a un grupo, por eso busca vivir en sociedad y quedar fuera del grupo le aterra. Este es otro temor que los políticos aprovechan para lograr que le voten. El crecimiento de seguidores por asociación se logra  mostrando constantemente mítines y reuniones multitudinarias, donde frecuentemente una buena cantidad es contratada para crear y consolidar la idea del gran apoyo que recibe el candidato, que suelen captar la intención de voto de quienes ven el evento por tv y desean formar parte de ese enorme grupo, no quedar por fuera de la tendencia.

Teorías de conspiración: durante los últimos años se ha evidenciado la tendencia de los políticos a crear temor con la idea de las conspiraciones, que en contra de su estabilidad social representa el candidato opositor, esto ha servido para manipular a las personas bajo la premisa que él es el candidato que ha sacado el riesgo a la luz y busca la verdad. La estrategia de crear supuestos enemigos para manipular a las personas, busca engañar al elector para conseguir su voto y justamente quién produce la mentira es quien dice poder salvarte de ella. Crear la percepción de desconfianza hacia el adversario político es la mejor forma de demostrar en qué consiste la teoría de la conspiración. Las personas suelen sentirse atraídas a creer hechos alternativos que resultan de falsas noticias, lo que se traduce en desconfianza hacia quien la emite y lealtad hacia quien la ha dejado en evidencia.

4 errores comunes que te alejan de la victoria

En una campaña política se pueden cometer errores que resultan en la derrota electoral, generalmente se busca la manera de minimizar las posibilidades de fracasar, por lo que se debe observar especial atención en estos cuatro errores que suelen ser los más comunes:

Falta de preparación: la pasión y la perseverancia no son suficientes para que la campaña funcione como se espera. Es necesario preparar para asumir las responsabilidades que vienen con la campaña y un posterior mandato de resultar electo. Invertir en recursos que impacten positivamente el desempeño de tu campaña se traducirá en una base estable durante todo el proceso.

Enamorarse del proyecto: un error común es pensar que todo está logrado sin haberse tomado el tiempo para trabajar en la consolidación de la idea, la necesidad de llevar a cabo el proyecto debe sentirse en lo más profundo del ser, esa pasión será comunicada a través de cada mensaje que envíes.

Perfeccionismo excesivo: claro que es importante buscar la perfección porque esto transmitirá vamos al público objetivo, pero mostrarse como la perfección absoluta será poco creíble y te alejará de la intención del voto.

Obviar la retroalimentación: dejar a un lado las habilidades sociales de la campaña será totalmente contraproducente, mantener comunicación con personas de interés para la campaña, así como el feedback con los simpatizantes, te permitirá reconocer los errores antes que se hagan evidentes y dañinos.

@Alberto_Rivera2

Alberto Rivera

Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.

Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.

Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.

Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.