La importancia del proceso electoral 2021: ¿Continuidad o Cambio?
Parece que fue ayer cuando la ciudadanía salió a votar por el presidente de la República y el próximo año ya volveremos a las urnas. ¿Qué es lo que vamos a elegir en esta ocasión? ¿Por qué es importante que salgamos de nuevo a ejercer nuestro derecho?
En todo el país, elegiremos a los 500 diputados federales que serán parte de la LXV Legislatura de 2021 a 2024. La actual Cámara de Diputados se compone de 251 representantes de Morena y 249 de otros partidos o sin partido.
Se elegirá gobernador en ocho estados administrados por priistas: Campeche, Colima, Guerrero, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Se cambiará de mandatario estatal en cuatro estados gobernados por panistas: Baja California Sur, Chihuahua, Nayarit y Querétaro.
También se elegirá gobernador en Michoacán, administrado por un perredista; Baja California, gobernado por Morena; y Nuevo León, gobernado por un ciudadano sin partido.
Además, se renovará el Congreso local de 30 estados (menos en Coahuila y Quintana Roo), y los ayuntamientos y alcaldías de todo el país (excepto en Durango e Hidalgo).
Entusiasmo a la baja
Las elecciones del próximo año corren el riesgo de tener poca afluencia. Existen al menos dos razones por las que podría bajar el voto en 2021: el COVID-19 y la apatía de siempre en elecciones intermedias, que son las que definen a los diputados federales y el rumbo de la segunda mitad de cada sexenio.
La encuesta del periódico El Financiero del pasado mes de agosto, muestra que el 26% de la gente contestó que en este momento no votaría por ningún partido político en las elecciones para diputados federales de 2021. 22% de las personas no sabe si votará o no, e incluso 1% tiene la intención de anular su voto.
En los últimos 30 años, solo hay dos elecciones federales intermedias que superaron el 50% de participación ciudadana. Las de 1991, cuando fue a votar el 65.97% del padrón. Y las de 1997, en las que votó el 57.69% del electorado.
Esas elecciones de 1997 dieron como resultado la primera Cámara de Diputados dividida de la historia del país. Con 239 diputados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), 125 del Partido de la Revolución Democrática (PRD), 121 del Partido Acción Nacional (PAN), 8 del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y 7 del Partido del Trabajo (PT).
En las votaciones presidenciales de 2000, el 63.97% del electorado salió a las urnas. Ganó Vicente Fox, del PAN, y se rompieron 71 años de gobiernos del PRI. Tres años después, solo votó el 41.32%.
En las controvertidas elecciones de 2006, salió a votar el 58.55% del padrón. Según el IFE, Felipe Calderón obtuvo el 35.89% de los votos y López Obrador el 35.31%. Luego de tres años, del gobierno calderonista, salió a votar el 44.76% del electorado.
En 2012 votó el 63.08% del padrón. El PRI volvió a la presidencia de la República de la mano de Enrique Peña Nieto. Tres años después, en 2015, solo votó 47.72% del padrón.
Y en 2018, votó el 63.42% de los electores. López Obrador y Morena ganaron la presidencia de México. Está por verse cuánta gente volverá a salir a votar en 2021.
Para la población es atractivo elegir presidente pero luego ya no siente el mismo entusiasmo para elegir el rumbo político y económico. El hecho de que el próximo año se elijan a gobernadores y ayuntamientos, eso ayudaría a las mexicanas y mexicanos a vencer el desinterés por salir a votar.
¿Por qué es importante salir a votar?
Los mexicanos tenemos derecho a elegir a nuestros gobernantes. Está contemplado en el artículo 35 de la Constitución. En términos más concretos, tenemos derecho a opinar sobre el rumbo que queremos para nuestro país.
En el caso de las elecciones locales, es importante votar porque los puestos que se eligen tienen un impacto cercano en los ciudadanos y los problemas que sufren cotidianamente. En el caso de las elecciones federales, se decidirá el destino del país.
La decisión no es menor. La conformación de la Cámara de Diputados debe representar la voluntad del electorado, y eso solo se logrará si la mayoría de los ciudadanos van a sufragar.
Este “rumbo de país” que elegiremos los ciudadanos se traduce en cuestiones concretas como la aprobación del presupuesto. Si la definición del presupuesto para el 2021 es relevante, dada la situación de la pandemia, en 2022 va a ser trascendental. Al próximo Congreso le va a corresponder darle ímpetu, o no, a la economía.
¿Quién se beneficia del abstencionismo?
De acuerdo con la encuesta de El Financiero del mes de agosto de 2020, ahora solo 19% de la gente tendría la intención de votar por Morena en las elecciones para diputados federales. Si eliminamos a quienes no saben por quién van a votar, no quieren votar o van a anular su voto, Morena tendría una preferencia de 37.25%.
La lógica histórica señala que el abstencionismo beneficia al partido que está en el poder en ese momento. Así fue muchos años con el PRI.
Esto se debe a que el partido en el gobierno posee un voto duro, de personas beneficiadas por las condiciones actuales y por lo tanto están 100 por ciento convencidas de votar para que todo siga igual. Sucede tanto a nivel local como federal.
Sin embargo, el partido oficial tampoco se puede dormir en sus laureles. En las elecciones federales de 2009, el PAN gobernaba el país y el PRI ganó 237 de los 500 diputados con una participación de solo 44.7% del electorado. Tres años después, el PRI regresó a la presidencia.
En 2021 elegiremos a 500 diputados federales, 15 gobernadores, 30 congresos estatales y casi dos mil ayuntamientos. Pero, también, votaremos por el rumbo que queremos para México.
@Alberto_Rivera2
Alberto Rivera
Construyo procesos de comunicación siendo y haciendo cosas diferentes, provocando emociones y moviendo conciencias hacia la participación social y política.
Ayudo a potenciar marcas de proyectos políticos y gubernamentales a través del descubrimiento de insights, arquetipos de marca y estrategias de comunicación política.
Soy consultor, catedrático y speaker en Estrategias de Campaña Política y de Gobierno. Director General de Visión Global Estrategias.
Soy originario de Tampico, Tamaulipas y cuento con una Maestría en Educación, Maestría en Política y Gobierno y Doctorado en Filosofía; además de tener diversas especializaciones en Comunicación Política, Consultoría Política e Imagen.
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