Monterrey, Nuevo León.- Más de 26 mil volúmenes del “Regiomontano Universal”, Alfonso Reyes, se encuentran resguardados en la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria (CABU) de la UANL, donde se preservan, conservan, restauran y digitalizan.

El director de la CABU, José Javier Villarreal, indicó que la Biblioteca alberga al Fondo Alfonso Reyes (FAR) un acervo bibliográfico de poco más de 26 mil volúmenes, que el Regiomontano Universal reservó para su consulta como lector y estudioso de la cultura y literatura.

Dicho, “tesoro universal”, dijo, es posible consultar en el corazón de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), ya que en la actualidad el FAR está totalmente digitalizado, “los acervos continuos, así como el resto del inmueble se encuentran en constante mantenimiento”. 

Señaló que “tener el acervo de Reyes es contar con un gran trozo de la literatura mundial que fue sometida a un alto sommelier que fue Reyes, que eran sus apetencias y sus necesidades”.

Consideró que el hecho de que la UANL tenga a su guarda este patrimonio dota de un importante significado a Monterrey, ciudad con una infraestructura urbana, cultural, política y administrativa, más sólida y más lejana a la hispanidad y más cercana a un mundo angloparlante.

“Tener su acervo es contar con un gran árbol donde apoyarnos y tener una conciencia de nuestra identidad porque finalmente en la obra de Reyes nos presentificamos”, puntualizó el también poeta Villarreal.

Explicó que toda biblioteca o acervo bibliográfico debe luchar contra una serie de factores naturales como el clima, la luz y la humedad.

Es por ello que la UANL estableció hace una década una colaboración con la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía (ENCRyM), para mantener al ras los efectos nocivos del paso del tiempo, detalló.

Manifestó que a principios de 2011, se inició la digitalización del FAR, misma que llevó tres años, “durante este ejercicio, se hizo un hallazgo muy significativo para los alfonsinos y cualquier amante de la literatura o las reliquias: las dedicatorias. Se dio prioridad a digitalizar los libros que contenían dedicatorias”.

Lotes de 60 libros pasaban a revisión hoja por hoja, lo que permitió catalogar el estado de los libros, dejando los más deteriorados hasta el final, “se encontraron verdaderas joyas”, puntualizó.