San Miguel de Allende, Gto. (Notimex).- La vida de una mujer que ha ocupado cargos públicos y que defiende los derechos humanos, en específico los de las mujeres, podría parecer fácil y sin tumbos; sin embargo, también habría que ver los motivos que la llevaron a emprender esa lucha.

Para Hilda Téllez, defensora de derechos humanos y activista, la historia de violencia comenzó a los 18 años de edad con la firma de su acta de matrimonio; entonces, hace unos 30 años, los tipos de violencia que viven las mujeres ni siquiera estaban tipificados, además de que para poder divorciarse era necesario acreditar los motivos.

En la actualidad, explicó, ya no es necesario comprobar nada para divorciarse, lo que además posibilita que muchas mujeres puedan alejarse de quienes las maltratan y con ello, de alguna manera, salvar sus vidas.

Es importante contar no sólo con las garantías legales, dijo Téllez en entrevista, sino también, quienes viven estas problemáticas, contar con una red de apoyo, sean amigas u otras mujeres, debido a que quienes son violentadas viven por lo general en una espiral en la que existe violencia, arrepentimiento y búsqueda del perdón por parte de los victimarios.

“Las mujeres tenemos una gran capacidad de resiliencia, gran capacidad para reinventarnos y poder aprender de estas experiencias”, subrayó.

Hilda, quien a sus menos de 20 años ya experimentaba maltrato por parte de su pareja, comenzó con la defensoría de causas humanas desde la primera infancia, sin saber que a tres décadas de aquello ese sería su trabajo, por ejemplo como visitadora de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México.

En su opinión, y tras ocupar cargos públicos en instancias como la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), las mujeres son el grupo poblacional que enfrenta mayor discriminación.

Al respecto, y tras su participación en la iniciativa de Fuckup Nights San Miguel de Allende vol. II "Mujeres de éxito y fracaso", expuso que ellas se enfrentan a las discriminación por el tema de género y además muchas no sólo por ser mujeres, sino además por ser lesbianas o indígenas o un sinnúmero de estigmas que las colocan en situaciones de vulnerabilidad.

“Ese es todavía uno de los problemas a los que nos enfrentamos las mujeres; hay avances”, sin embargo son necesarios mayores esfuerzos para lograr la igualdad en la participación de las mujeres en el ámbito laboral, anotó.

Así, Téllez, que en la actualidad trabaja en campañas de activismo, una dedicada a la promoción del matrimonio igualitario, y en conferencias, señaló que aún existe un buen número de espacios en los que las mujeres pueden incidir.

Tras su andar por los caminos de los derechos humanos, Hilda ha conocido a un buen número de personas que han enfrentado diversos tipos de violencia; no obstante, la mayoría lo vive desde la parte del aprendizaje.

En su opinión, las mujeres tienen una gran fuerza interior que les permite recuperarse de este tipo de situaciones y elegir nuevos caminos; a ella le gusta contar su vida para visibilizar los problemas a los que muchas mujeres se enfrentan.

“Regresar a esta historia de dolor y aprendizaje nos hace ver que todos podemos estar en una situación de violencia pero que la lucha por nuevas formas de vida y oportunidades hace que las personas salgan y luchen por sus sueños”.

La activista añadió que si bien existe una mayor conciencia colectiva y crítica en torno a la violencia que viven las mujeres en el país hace falta más cohesión de género y recuperar la sensibilidad, así como la capacidad de indignación, es decir no ver a aquellas mujeres que han sido víctimas de violencia “como una nota más en el periódico”.

Además, puntualizó, es necesario denunciar sin miedo para lograr que las autoridades mejoren sus procesos de atención a víctimas, así como desde espacios personales como el trabajo, la escuela o el hogar realizar esfuerzos para cambiar la cultura de violencia machista.

Eso se ha ido construyendo y aprendiendo con el paso de los años, pero de esta misma manera se puede cambiar el rumbo de la historia hasta eliminar dichos comportamientos culturales que tanto afectan a las mujeres, añadió.