Déjenlas volar…
No se entiende porque perdemos la sensibilidad y queremos acabar con lo bello que nos regala la naturaleza.
Mire, el pasado fin de semana Ciudad Victoria parecía la capital de la mariposa, por diferentes sectores se veían cruzar cientos de ellas, era una bella estampa que llenaba de alegría y nos hacía entender lo grande que es la naturaleza.
Por los libramientos se veían volar a diferentes alturas pero muchas de ellas, quizá por cansancio, lo hacían muy bajo, los automovilistas en lugar de bajar la velocidad se divertían viendo cómo se estampaban en los parabrisas, esa también es masacre y con seres indefensos.
Lo peor es que vimos padres incitando a sus hijos a derribar a las mariposas y cortarles las alas, ¿qué daño les hacen?, ninguno, y por tanto no hay necesidad de maldad, al contrario, debemos protegerles, respetar su camino lo más que se pueda.
Además no es bueno incitar a los pequeños a la destrucción, a maltratar la naturaleza, quizá para muchos hacerlo sea diversión, pero debemos hacer conciencia que no podemos acabar con las pocas cosas buenas que tenemos, con lo que la vida nos regala.
La travesía de las mariposas monarcas es larga, cansada, muchas ni siquiera llegan a su destino, visitan nuestro país desde tierras lejanas, es un privilegio que una de sus rutas sea por la capital tamaulipeca, dejémoslas en paz, que vuelen en libertad.
Dirá usted que hay otras cosas más importantes que tocar que hablar del maltrato a las mariposas, pero no, quizá ellas tienen más sentido de pertenencia y función en el ciclo de la vida que muchos políticos.
Créame que ver el vuelo de cientos de mariposas cruzar por nuestra ciudad es algo maravilloso y sirve hasta para reflexionar que todos los seres humanos de una manera u otra podemos ser libres, volar no solo en nuestra imaginación sino que con esfuerzo se puede llegar alto.
Está en cada quien decidirse a volar, trabajar fuerte para llegar alto, pero se tiene que tener mucho cuidado que en el trayecto no se vaya a nadie lastimar para que no quieran sus alas cortar y al suelo atar.
Como las mariposas, el ser humano también debe aprender a volar para alcanzar sus metas, cierto, el camino igual es escabroso, lleno de obstáculos y se tiene que tener fuerza de voluntad para poderlos saltar.
Mientras tanto, si le toca la fortuna de mirar a las mariposas transitar disfrute del espectáculo y déjelas volar para que a su destino puedan llegar, seguro en su camino también se encontrara a gente que a usted le dejaran su vuelo alzar.
Rosa Elena González
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10
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