Esta vez no hablaremos de los desastres que provocan los hombres del poder cuando creen es natural cometer errores, más si quienes pagan las facturas de su insensatez son los más pobres del pueblo.

No, hoy le hablaremos del verdadero poder, del que muchas veces los seres humanos hemos minimizado pero que al final termina cobrándonos las facturas de manera natural.

Todos los días a través de las redes sociales y medios de comunicación nacional e internacional vemos que los desastres naturales van en aumento, que la madre naturaleza se está manifestando y seguimos ciegos, sordos y mudos, sin hacer nada para cuidarle.

Hemos lastimado tanto a la madre tierra que en un temblor manifiesta su dolor, mucho a llorado el ver que sus hijos no la respetan,  sus lágrimas al caer se encuentran con el viento furioso que provoca tormentas e inundaciones mientras los hombres ven la tempestad y no se hincan.

Cierto, los hombres del poder por ambición y deseos de grandeza han sobre explotado la tierra alterando los ciclos naturales, pero también es verdad que todos contribuimos, a pesar de ver que llora y se retuerce de dolor seguimos atentando en contra de ella sin detenernos a pensar que ya no aguanta más, que el mal que le hacemos tarde o temprano se nos regresara.

Huracanes, sismos, inundaciones, tornados, incendios, tsunamis se registran todos los días y a cada rato, en México no es la excepción y en los últimos días se ha tenido de todo, los sistemas meteorológicos anuncian las rutas de los huracanes y la madre naturaleza decide cambiarles el rumbo o enviarlos con mayor intensidad para mezclarlos con terremotos demostrando que es impredecible que su poder es más grande que el de los hombres.

Lo anterior viene a cuento porque el jueves por la noche se registró un sismo de 8.4 grados en varios Estados provocando caos y desastre, con mejor infraestructura ahora, a pesar de haber sido más fuerte que el registrado en el 85 en la CDMX, los daños fuertes los sufrieron otras Entidades, como Oaxaca, donde hubo por lo menos tres docenas de muertos y serias afectaciones en la infraestructura.

Es lamentable que en hechos tristes donde se pierden vidas, que hay pérdidas y dolor cuando nos medió reaccionamos ante el daño que le hemos provocado a la madre tierra.

La naturaleza no es la enemiga del ser humano, ella solo nos hace entender que estamos haciendo mal las cosas.

Es impredecible y nada ni nadie puede decir a ciencia cierta lo que va a ocurrir con los fenómenos naturales y es que aun cuando ha sido demasiado benévola con la humanidad igual castiga de vez en cuando.

El daño es mayor porque hasta ahora es impredecible su comportamiento, más cuando reacciona porque el hombre se ha dedicado a destruirla, maltratarla, y alterar sus ciclos con el único afán de buscar su grandeza científica, aumentar su economía o lucrar políticamente.

Como buena madre perdona y protege hasta donde le es posible, además se encarga de proveer bienestar para sus hijos, pero cuando se da cuenta que estos le fallan, le ofenden, y atentan contra ella sin importarles el resto de la humanidad también se enfurece, hace una reprimenda enérgica, y grita de dolor por tanto daño.

Hoy México está en alerta, los ciudadanos piden oración para los hermanos que resultaron afectados por el sismo, ya anuncian también que azotara nuestra nación un tsunami, llegue o no, todos debemos hacer conciencia, dejar de maltratar nuestro entorno natural, porque si bien la madre tierra llora de dolor es un hecho que nos castigará cuando menos lo esperemos.

Rosa Elena González

Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10