Y, ¿por qué no?...
En ocasiones nos abrumamos tanto por las vicisitudes que solo atinamos a verle el lado malo a todo, muchas veces no es para menos.
Nos acostumbramos a escuchar malas noticias tanto que poco a poco vamos perdiendo la sensibilidad, la capacidad de apreciar las cosas buenas.
Es triste que en ocasiones perdemos de vista lo que realmente tiene valor y nos perdemos en un mundo materialista, dejamos de lado la bondad permitiendo que gane terreno la maldad.
Cierto, la crisis económica, desempleo y la inseguridad terminan por minar a cualquiera, por volver malo al bueno, pero también debemos hacer una introspección que hicimos bien y que hicimos mal para tener lo que tenemos.
Estamos tan ocupados en lamentarnos, en criticar, que poco espacio dejamos para disfrutar lo bueno que la vida nos brinda.
No podemos negar que suceden situaciones complicadas en nuestra Ciudad, Estado, País, en el mundo entero, se ha perdido hasta la capacidad de asombro y eso es cosa que no podemos permitir.
Mire, ¿cuántas veces en los últimos años, meses o días se ha dedicado un tiempo para disfrutar de las cosas bellas que hay cerca de usted?, caminamos sin mirar que es lo que está en nuestro paso, oímos pero no escuchamos, vemos pero no observamos y en ese ir y venir nos perdemos.
Por ejemplo, ¿ya se dio la oportunidad de caminar por la avenida más hermosa de Tamaulipas, la Francisco I. Madero mejor conocida como la calle 17, en la capital tamaulipeca?, si no lo ha hecho, hágalo, verá lo bello que esta ataviada con motivos navideños que nos inspiran y motivan.
Quizá tampoco se ha dado el tiempo para sentarse una tarde en la plaza del 15 Hidalgo, frente al majestuoso palacio de gobierno que hoy luce muy bien también, la magia de la Navidad se siente, la gente disfruta, se ve la armonía y te permite hasta darte cuenta del gran valor de nuestra gente.
Muchas veces calificamos a la gente de acuerdo a su actividad o hasta ropajes pero cuando se siente a gusto, sentado en la plaza de tu ciudad, degustando un elote o un churro con cajeta, se aprecian muchas cosas que de pronto no nos detenemos a valorar.
Vemos familias completas disfrutando el colorido de los pinos y arreglos navideños, de los espectáculos que se presentan alusivos a las fechas decembrinas en los espacios públicos.
Un padre mostrándole a sus hijos pequeños que no deben maltratar la naturaleza, que las plantas son vida y se deben respetar, los jóvenes de las patinetas que convergen frente al centro cultural en ocasiones los vemos como en su mundo y pensamos que poco les importa su entorno, pero descubrirá que es todo lo contrario los chicos a su paso por la plaza van recogiendo plásticos y latas que depositan en los cestos de basura.
Son tantas cosas que podemos apreciar y debemos valorar, cierto, la rutina nos absorbe, pero también es bueno hacer un espacio disfrutar lo bueno que nos brinda la vida, fortalecer la unión familiar, los lazos afectivos, gozar de nuestra ciudad.
Dese una vueltecita por el Palacio de gobierno, por la plaza del 15 hidalgo, camine por la avenida 17, hoy esos espacios de nuestra ciudad están vestidos de luces, de alegría, Navidad.
Si tenemos esos espacios para disfrutar al alcance, ¿por qué no?, dese un tiempo, Viva Victoria.
Rosa Elena González
Es Licenciada en Relaciones Públicas. Ha colaborado con editoriales en El Mercurio.
Actualmente su columna Vida Diaria se publica en el Portal HOYTamaulipas y los periódicos La Verdad de Tamaulipas, Expreso, La Extra, La Voz de Tula, El Tiempo de Mante y Astronoticias, El Bravo de Matamoros y Canal 10
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