Reflexiones sobre la corrupción en Tamaulipas
Es importante hacer un alto en el camino, y reflexionar que hemos hecho en cuanto la corrupción y la impunidad en ciudad Victoria y en Tamaulipas, sobre todo ahora que se presenta un gobierno del cambio.
En principio es bueno hacer notar que los actos corruptos son de una gran gama, ya que van desde tirar la basura en lugares prohibidos, pasar el alto, estacionar en lugares prohibidos y de discapacitados, pagar mordidas, hasta robar presupuestos, tráfico de influencias, conflictos de interés y prestar el nombre en complicidades de alto nivel, entre muchos eventos más.
Viene a caso el tema, porque finalmente la sociedad en su conjunto, sin partidismo político, dijo un YA BASTA, a tantos y tantos abusos y desmanes que al menos en los últimos tres sexenios de Tamaulipas se habían exacerbado.
Era común desde los viejos tiempos de Martínez Manautou, Cárdenas González y Villarreal, ver que los hombres del poder entraban pobres y salían ricos, medianamente ricos. Eran contados y muy selectos los personajes beneficiados peor la mano corrupta. Compadres, familias muy cercanas y los contratistas privilegiados.
Estos eventos fueron evolucionando hasta el extremo presentado en el gobierno de Yarrington, donde la corrupción se hizo más amplia.
Al paso del tiempo, y con la máxima obra contemporánea ejemplo de la alta escuela corrupta, se presentó la infraestructura carretera que ejecutó por todo el estado Cavazos LERMA con su altera ego, Hernández Carrizales, obra que volvió a cobrar dos veces Yarrington con la leyenda urbana del conocido fracaso del "derrumbe negro", que en un tramo menor de 30 km se cobró por casi el presupuesto total de la obra completa de dicha carretera del Chihue.
Junto ese ejemplo moderno de corrupción tamaulipeca, asociado al tráfico de terrenos de las "marismas" de las tierras cercanas de la API Altamira, se iniciaron los trafique. No terrenos ejidales de a peso el metro, que después se revendieron a miles de pesos. Una vez desarrolladas obras de infraestructura planeadas y aprovechadas por conflictos de interés.
Así se fue madurando y abusando de ese tipo de maniobras hasta llegar al tiempo presente, donde sin disimulo y gran desfachatez los tamaulipecos nos desayunamos noticias de tráficos de ese tipo de influencias de supuestos desarrollos inmobiliarios gubernamentales, construidos en terrenos de "particulares". Terrenos de antiguos propietarios ejidales, que a través del viejo truco De volverse campesinos o jornaleros, se adquirían lotes enormes a precio de greña, posteriormente urbanizados y recapitalizados a precios con gran plusvalía.
Así vemos ahora que se fraguaron grandes fortunas, de la noche a la mañana los antiguos ricos se convirtieron en los nuevos multimillonarios, pero a costa que los viejos pobres, pasaron a las filas de lo que yo llamo "los desamparados", los pobres extremos y los invisibles sin nada en que poder superar la vida miserable que contrae el fenómeno de esta "desigualdad insultante", que se quita al pobre lo poco que tiene para hacer más rico al rico.
Esta desigualdad social y económica, aparejada a este movimiento de tráfico de influenciad, se ha convertido sin temor a equivocarnos, en la causa principal actual del desempleo, pobreza, desigualdad, precarización, y sobre todo la fuente del fenómeno de la "inseguridad y la violencia".
El ser humano cuando ya no tiene nada que perder, toma cinco decisiones posibles: trabaja de informal, emigra a otras ciudades o al extranjero, delinque o roba, se suicida, o vive de las becas y apoyos de programas sociales asistencialistas.
La desigualdad se ha. Invertido en "El Mal del Siglo XXI", pero las causas de esta son poco estudiadas y atendidas y puedo afirmar que se ha multiplicado por gran parte por la corrupción, impunidad y el crimen organizado.
Es tiempo de reflexionar sin apasionamientos de esta temática. Es momento de un alto. De juzgar y aplicar correctivos urgentes del fenómeno aquí descrito. De tomar medidas serias para que regresen lo que se llevaron del patrimonio de todos los tamaulipecos. Pero sobre todo de rescatar los valores de trabajo y confianza, que con tristeza y coraje nos han robado a los ciudadanos de bien...
Jorge Alfredo Lera Mejía
Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).
Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.
Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.
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