El arte de la política
El 17 de junio del año pasado DONALD TRUMP consiguió lo que buscaba; que el mundo entero supiera que iniciaba la larga pelea por la candidatura republicana a la presidencia de los Estados Unidos.
El magnate millonario llamó criminales, narcotraficantes y violadores a los mexicanos y anunció la construcción de un gran muro para proteger la frontera. Un muro que pagaría México, eso dijo.
Las declaraciones cumplieron el objetivo, ocuparon portadas de los medios internacionales, provocaron el aplauso de los "gringos" racistas y causaron indignación en México.
El secretario de Gobernación MIGUEL ÁNGEL OSORIO CHONG calificó de "prejuiciosas y absurdas" las palabras de Trump y el entonces Secretario de Relaciones Exteriores, JOSÉ ANTONIO MEADE se limitó a llamarlo "ignorante".
En los 15 meses siguientes, el aspirante republicano endureció su discurso hacia México, lo que en gran parte le permitió ganar adeptos y quitar del camino, uno por uno, a sus contrincantes en la contienda interna.
La posibilidad de que llegue a La Casa Blanca está vigente y el Gobierno mexicano lo sabe.
En una polémica decisión, el presidente ENRIQUE PEÑA NIETO lo invitó a México y en una inesperada respuesta Trump aceptó.
El encuentro en Los Pinos surgió en la debacle del Republicano por un discurso agotado y una actitud frontal que lo hacen ver cómo una amenaza para su país y para el mundo entero.
Sorpresivamente, en México, Trump se comportó dócil, propuso cinco puntos para mejorar la relación bilateral y respondió no saber quién pagaría el muro.
Cinco horas después, ya en Phoenix, en su tierra, retomó la retórica incendiaria y aseguró que "México pagará el muro".
El émulo de la "Chimoltrufia" dejó un sentimiento popular de agravio. La oposición aprovechó la bandeja de plata para ir contra Peña Nieto y es que pegarle al presidente ya es deporte nacional y los partidos políticos se llevan ganancia.
Trump no tenía por qué pedir disculpas a los mexicanos. Las disculpas tendrían que venir de Peña Nieto y de todos los ex presidentes que con su incapacidad han hecho de México un país exportador de mano de obra barata ante la ofensiva miseria que prevalece.
No tiene cara el líder panista RICARDO ANAYA al calificar de humillante la visita de Trump cuando dos presidentes emanados de su partido contribuyeron a poner de rodillas a los mexicanos.
Tampoco el PRD cuando ha gobernado varios de los estados que están convertidos en principales expulsores de migrantes.
En su calidad de jefe de estado, esta vez el presidente no se equivocó. Por impopular que resultó la acción, hizo lo que tenía que hacer, lo que está obligado a hacer pensando en función del bien nacional y ante la importancia de la relación bilateral.
Peña se adelantó y sentó un antecedente.
Esa es la política...la que obliga a buscar acuerdos y es que nos guste o no, DONALD TRUMP puede convertirse en el próximo presidente de los Estados Unidos.
maribelvillarreal@hotmail.es
Maribel Villarreal
Periodista en Matamoros, Tamaulipas
Es jefa de información en WRadio
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