Dicen que en la guerra, en el amor y en la política todo se vale, aunque yo corregiría la frase diciendo que casi todo. Hay cosas que deben pensarse y replantearse antes de hacerse, porque podrían dejar huellas y sentimientos encontrados. Ello lo aseguro porque el pasado domingo primero de mayo, durante las marchas y paradas cívicas que se realizaron con motivo del día del trabajo, se vio de todo: desde protestas de los trabajadores por mejores condiciones laborales hasta protestas políticas. Y en el marco del Día del Trabajo, no podía faltar en esta época de campañas políticas, las manifestaciones de candidatos y partidos tratando de hacer voltear ciudadanos hacia sus propósitos y propuestas.
Hasta ahí todo legítimo. Así se vio en Reynosa, Matamoros, Ciudad Victoria y Tampico. Candidatos y partidos no pueden perder oportunidad alguna, de esta breve campaña, para mover conciencias y vender sus propuestas e ideas.
Sin embargo, lo malo se vivió en Tampico. Durante el desfile, una organización pulcra por parte de la administración municipal que preside el Presidente Municipal Gustavo Torres Salinas, y con su presencia en el presidium, un grupo de simpatizantes panistas se colocaron en las afueras del Ayuntamiento de Tampico, donde se originó una trifulca entre panistas y trabajadores adheridos al sindicato de Terrestres de la Confederación de Trabajadores de México, la CTM. La riña se originó cuando los brigadistas panistas empezaron a lanzar consignas en contra de los sindicalizados, lo que ocasionó que la situación se salieran de control frente a las autoridades.
Alrededor de 30 militantes panistas que se encontraban frente la sede del Ayuntamiento Porteño empezaron a lanzar insultos a los marchantes, lo que generó que el contingente cetemista perdiese el control y se abalanzara contra los azules, en una violenta trifulca que duró no más de cinco minutos, tiempo suficiente para que se intercambiaran golpes y más insultos, y en donde incluso uno de los militantes panista cayó al suelo.
En ese momento, a través del sonido se pedía a los trabajadores que no cayeran en la provocación de los panistas, pues el desfile se estaba desarrollando de manera tranquila, organizada y pacífica.
Al generarse el enfrentamiento, en una medida harto inteligente por parte del Ayuntamiento local, intervinieron elementos de Protección Civil Municipal y los coordinadores del desfile para separar a los participantes en la trifulca.
Después de ser separados, los panistas se mantuvieron amenazantes en las escalinatas del Palacio Municipal, lanzando insultos y palabras soeces a las autoridades municipales, a los marchantes y a quienes se atrevían a pasar frente a ellos. Y creo que lo importante es que los partidos políticos y los candidatos eviten que este tipo de circunstancias se den en todo momento.
Los ciudadanos queremos campañas de propuestas, campañas de retos y no campañas de amenazas y de insultos. La decisión final sobre quién ganará en los procesos electorales está en manos de los ciudadanos, que somos quienes tendremos la última palabra con nuestro voto el próximo 5 de junio.
Los partidos a convencer y los ciudadanos a votar. Este tipo de espectáculos públicos sólo denigran la política y, más, cuando el desfile del primero de mayo fue la oportunidad que tuvimos los trabajadores para hacer públicas nuestras inconformidades, nuestros enojos y nuestras demandas, sobre las condiciones que hoy rodean a quienes trabajamos para poder vivir y sostener a nuestras familias.
Un tache a los provocadores que en lugar de ayudar a su partido lo estarían condenando al rechazo.
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