Nostalgia decembrina

La nostalgia es un sentimiento de recordar el pasado, a veces una necesidad de añorar acontecimientos, momentos  de felicidad, en situaciones triste, es tiempo que se quisiera recuperar.
 
Todo ser humano, en determinado espacio de sus vidas, tiene momentos de nostalgia por un recuerdo afable, personas ausentes o tiempos idos, ese sentimiento lo experimentan todas las personas por más indiferentes que puedan mostrarse.
 
 Miente aquel que diga que nunca ha sentido nostalgia, que nunca ha experimentado sensaciones de tristeza por algo del pasado, que sin motivo aparente le broten lágrimas al recordar un pasaje de su vida.
 
No hay porque avergonzarse por sentir nostalgia, es un sentimiento noble que permite reflexionar sobre el  ayer, el hoy y el mañana, es recordar que se está vivo, que se es de carne y hueso, que se tiene sensibilidad y capacidad de amar, extrañar, sentir sufrir, llorar, recuperarse y seguir.
 
Tampoco se necesitan  tiempos y espacios para que la nostalgia llegue, puede surgir cuando menos se espera, hay quienes dicen que es, como toda mujer, impredecible y a veces caprichosa, porque en ocasiones llena de felicidad y otras invade de tristeza, lo cierto es que hay días que son propicios para que ese sentimiento se manifieste en todo su esplendor, tanto, que causa dolor.
 
Así como es buena porque evoca bellos momentos que se quisieran volver a vivir, la nostalgia es mala consejera  en ella resurgen momentos en que se quiere gritar al mundo las injusticias vividas, mentiras, olvidos, tristezas o desamores, es cuando se reviven todos los rencores.
 
Diciembre, a pesar de ser un mes con mucha fiesta, diversión, alegría, ilusión, también se presta para los recuerdos y la reflexión, los sentimientos encontrados surgen a la menor provocación, las culpas o la nostalgia son compañeros de pasaje.
 
La añoranzas de tiempos pasados, el arrepentimiento de lo que se pudo y se dejo de hacer, o lo que se hizo y no debió ser, el ver un rostro con la huella imborrable de la edad son motivos suficientes para que la nostalgia se apodere de las personas, a decir verdad se debería tomar todo lo vivido como un una buena experiencia para seguir viviendo y hacer nuevos planes, propósitos renovados para el año próximo a iniciar, pero la realidad es que en épocas decembrinas cualquier cosa provoca, el sentimentalismo este a flor de piel, pero también eso es bueno porque quiere decir que se está vivo y se tiene la capacidad de sentir.
 
Porque la nostalgia también es sufrimiento, el pensar en algo que se ha vivido o tenido en cierta etapa de la vida y que en esos momentos ya no se tiene, como un amor perdido, un amigo distante, una vida tranquila, o los años de juventud, también mantienen alerta, hacen sentir vivo porque el corazón late, tienes memoria, la sangre corre por tus venas y el cuerpo se estremece.
 
Cierto, entre la alegría y la nostalgia se prefiere estar contento, siempre será mejor experimentar sensaciones que causan felicidad y por eso es necesario perseguir los sueños, alcanzarlos y hacerlos realidad, ser valiente, audaz, buscar en cada espacio de la vida motivos suficientes para ser feliz sin sufrirlos luego.
 
Es bueno que en cualquier época del año se tenga una ilusión, vivir la vida con pasión para que el tiempo no nos sorprenda y en épocas decembrinas los recuerdos no sean nostálgicos, no dejarle espacio a la tristeza, que  la alegría invada todo lugar, pero si hay algo que recordar que no sea con rencor, menos con tristeza, sino que el recuerdo sirva para que  se ilumine el rostro, se esboce una sonrisa ladina y se vibre  de emoción, recuerde lo que dijo el poeta, “no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió”… viva la vida diaria, con alegría, y sea feliz que poco cuesta.
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