La justicia no debe tener puertas cerradas. Sí oídos atentos y corazón abierto: Marlon Lerma
Ciudad Victoria, Tamaulipas.- En una elección histórica donde los ciudadanos elegirán por primera vez a quienes integrarán el Poder Judicial Federal, Marlon Alejandro Lerma Charles no se presenta como un candidato más, sino como un hombre convencido de que la justicia necesita recuperar su esencia: servir a las personas, no alejarse de ellas.
“Soy un ciudadano más que cree firmemente en la justicia como un servicio, no como un privilegio”, dice con firmeza este abogado tamaulipeco que ha caminado por la docencia, la investigación, el litigio y hoy por el Poder Judicial de la Federación. “No vengo de una cuna poderosa... vengo de la cultura del esfuerzo”, añade. Su historia, más que un currículum, es un testimonio.
“Fue un proceso natural, pero también profundamente consciente... Postularme no es un acto de ambición, sino de compromiso”, sostiene.
Desde su paso como litigante y docente, hasta su actual función como secretario en el Poder Judicial, ha sido testigo del impacto real de una resolución jurídica:
“Hay decisiones que pueden cambiar el destino de una persona, de una familia, incluso de una comunidad”.
En un estado como Tamaulipas, donde el miedo y la inseguridad siguen presentes, Lerma plantea que un juez no puede permanecer ajeno.
“El juez no puede ser ajeno al dolor de una madre que busca justicia... En contextos así, el juez tiene que ser un faro de confianza”, reflexiona.
Marlon tiene claro que la independencia judicial no está reñida con la cercanía ciudadana.
“A la justicia no hay que adornarla, hay que explicarla. Y cuando la gente entiende por qué se decide algo... nace el respeto”, asegura.
Su motivación es clara y diaria. “Desde mi escritorio... puedo cambiarle la vida a alguien”, afirma. Cada escrito, cada análisis, es para él una oportunidad de hacer lo correcto.
“Puede ser una persona que lleva años esperando justicia, una familia que perdió todo, o alguien que nunca había sido escuchado por el sistema”.
“No estoy aquí por comodidad ni por estatus. Estoy aquí porque creo en el servicio público como una vocación, no como un empleo. Y porque, aunque a veces parezca que el esfuerzo no se nota, una resolución bien hecha puede ser ese pequeño acto de dignidad que alguien necesitaba para volver a creer."
“La técnica es el mapa. La sensibilidad, el rumbo. Y cuando ambas se encuentran, se toman mejores decisiones. Decisiones que no solo resuelven un problema jurídico, sino que también sanan, reparan y dan un mensaje claro: la ley está para servir a las personas, no al revés”, dice con convicción.
A pregunta expresa sobre por qué debería confiarse en él, Lerma se mostró honesto:
“Yo he visto historias desesperanzadoras... He dedicado 10 años al servicio del derecho. Si yo quisiera lucrar con la justicia, estaría en el sector privado”.
Para él, abrir las puertas del juzgado será su primera acción si resulta electo. “Lo primero que haría sería tener una puerta abierta para escuchar y recibir a todos los que quieran ser escuchados... Eso no corrompe la independencia judicial, la torna humana”.
Uno de los principales reproches sociales hacia el sistema de justicia es la lentitud, reconoce. “La justicia tardía no es justicia... El rezago se combate también con voluntad”.
Lerma explicó con claridad que el juez de Distrito en materia mixta conoce asuntos civiles, familiares, penales y administrativos, pero sobre todo resuelve juicios de amparo.
“La principal herramienta del juez de Distrito es el juicio de amparo... que protege la Constitución y los derechos humanos”, subrayó.
Mencionó casos como el de pacientes que necesitan una cirugía urgente y no la reciben por falta de insumos: “Un juez puede ordenar que se les atienda en 24 horas. Y si no lo hacen, es un delito federal”.
Sobre la elección del próximo 1 de junio, Marlon explicó que la ciudadanía recibirá una boleta amarilla para elegir a jueces de distrito. Él aparece como el número 21.
Esta elección, dijo, abre la oportunidad de democratizar al Poder Judicial.
“Antes, tres personas decidían quién sería juez. En esta elección en donde se prevé que participe el 15% del padrón electoral, podríamos decir que 400 mil personas estarán decidiendo, en comparación de antes, que tres personas eran las que elegían a los jueces y magistrados”.
Con honestidad y seguridad, Lerma respondió: “Sí lo soy. Por experiencia, por formación académica y, sobre todo, por convicción humana. No solo soy un técnico del derecho. Soy alguien que cree en la justicia como una forma de vida”.
Este primero de junio, los ciudadanos podrán decidir quiénes impartirán justicia en su nombre. Marlon Lerma no promete milagros. Promete humanidad, compromiso y puertas abiertas.
“La justicia no debe tener puertas cerradas. Debe tener oídos atentos, manos firmes y corazón abierto”, concluye.
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