El acoso por parte de mujeres en el poder
En lo personal siempre he tratado de ser muy ecuánime en cuanto a mis posturas, ideales y en este caso lo que uno plasma en sus colaboraciones escritas. He sido un impulsor y defensor de los derechos de la mujer y me congratula que han existido avances importantes en este tema, tan así que ahora tenemos a nuestra primera mujer que encabeza el ejecutivo federal.
Falta mucho por hacer, pero el que se haya equilibrado más la balanza es algo muy positivo. Lo vemos en los congresos, en los puestos gubernamentales y otros espacios, cada vez más existen mujeres en puestos decisivos. Sus cualidades únicas se agradecen, pero también una vez empoderadas estas pueden llegar a ser igual o peor que los hombres que abusan de su estatus.
Recientemente conversando con amistades, me platicaban como actualmente se encuentran en lugares donde son objeto de malos tratos, abusos, menosprecios y más, por parte de sus superiores que resultan ser mujeres. Y lo llamativo es que han sido muchas amigas quienes me han confesado y se han quejado de ser molestadas por sus jefas.
“Que lamentable y que vergüenza que se luchó tanto para una paridad y para tener más espacios para nosotras las mujeres y que muchas demuestren que pueden ser igual de nefastas que los hombres abusivos, algo de lo que tanto nos quejábamos ahora lo vemos en muchos lados y en muchos temas, como la corrupción, impunidad, abusos, nepotismo, etc.” Comentó tristemente una de ellas.
Quizá una muestra que la paridad en el proceso de empoderamiento de la mujer está llegando en todos los aspectos y que el poder tiene su manera de transformar a las personas no importando el género. En mi opinión por ello siempre he manifestado que la diferencia radica en la educación, los valores y la conciencia de cada cual no importando su género, estatus, nacionalidad, etc.
Pongan especial atención en el siguiente caso que narraré:
En un área gubernamental se le dio la oportunidad a una joven mujer de encabezar una Dirección General, llegó sin previa experiencia en la administración pública pero apoyada por la Secretaria en turno. A más de dos años como titular, había acumulado en su área más de 6 quejas fehacientes de acoso laboral, así como uso y abuso indebido de sus funciones.
Si un caso debe de ser meritorio para atender y no dejar que el problema se haga más grande, ya 6 quejas (y hay personas acosadas pero seis personas fueron quienes lo manifestaron por escrito a las áreas correspondientes) son algo verdaderamente infame. Y hablando de infame, 5 de los seis casos fueron de mujeres agraviadas.
Los casos se turnaron al área administrativa y al órgano de control interno de la Secretaría, con conocimiento al área jurídica, estas últimas siendo ocupadas por mujeres como titulares. ¿Qué pasó? ¡Nada!, los encubrieron por órdenes de otra mujer que ahora es parte del cuerpo legislativo federal y madrina política de la y los acusados. El titular del área administrativa fingió “demencia” y hasta ahora lo hace, y perversamente calla y se vuelve parte de las tremendas injusticias.
Una valiente trabajadora cansada de los abusos y la impunidad, decidió dar parte a otras instancias, como la del ejecutivo estatal, Derechos Humanos, Instituto de la Mujer y otros. Con un caso muy bien documentado, las diversas áreas comenzaron a intervenir, ya que al menos dos mujeres ya tenían hasta afectaciones a tal grado de acudir hasta con un psicólogo.
Era tan descarado el silencio e impunidad que se volvía insostenible, que tuvieron que dar conocimiento para abrir procesos a la Contraloría estatal, no sin antes comenzar un proceso de denostaciones y acusaciones falsas, que le costaron el puesto al administrativo de la Dirección General, quien había dado trámite correcto para la atención de los casos.
El caso llegó a ser de conocimiento hasta del titular federal de la Secretaría (x), quien mandó desde México un oficio referente al mismo. Con todo esto (y eso que me quedo muy corto en la relatoría de hechos deleznables), hasta la fecha la titular del área goza de una terrible impunidad sistémica. La misma que actualmente y empoderada o borracha de poder presume amistad con altos mandos de MORENA y figuras de corte nacional y por ende asegura estar amparada por ello.
Un caso que involucra a mujeres en puestos claves que arremeten, se coluden o se ensañan contra otras mujeres y hombres trabajadores, no solo sin que la justicia no llegue, sino que poniendo una mancha vergonzante a todos los involucrados, así como a la Secretaría y las áreas del Gobierno estatal que tienen que ver este tema.
Acoso laboral, abuso de poder, encubrimiento, ilegalidad, impunidad y mucho más, que ponen al descubierto que el sexo femenino empoderado también puede caer en lo que ya no se quisiere ver y tener. Definitivamente en este caso, el humanismo, la ética y el bien hacer se disipan en un ámbito inmoral y discriminatorio que va en contra de toda lógica, sensatez y legalidad.
Reflexión
“Somos mucho más fuertes cuando nos tendemos la mano y no cuando nos atacamos, cuando celebramos nuestra diversidad y juntos derribamos los poderosos muros de la injusticia.”
-Cynthia McKinney-
Jorge Alonso Infante Alarcón
Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.
Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)
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