Recientemente en E.U., el presidente Trump cumplió su promesa sobre la desclasificación de documentos en el caso del asesinato del ex presidente John F. Kennedy. Miles de documentos fueron desclasificados para que así la población por medio de la (Freedom of Information Act), abreviado FOIA y traducido como Ley por la Libertad de la Información, la cual es una ley que otorga a todos los miembros de los Estados Unidos el derecho de acceso a la información federal del gobierno, pudiesen tener acceso a ellos.

Viendo análisis de investigadores del caso, así como leyendo artículos del mismo, muchos comentan que no salió algo tan concluyente como para que definitivamente puedan decir que fue una conspiración, pero si salieron suficientes elementos que apuntan al involucramiento o al menos el conocimiento de muchas cosas de gran relevancia por parte de la CIA, así como del FBI.

Como una persona que ha dado seguimiento por años al tema, no me queda ninguna duda sobre la participación de la CIA y que definitivamente fue una conspiración. Si uno se sale de lo que solo cuentan los medios tradicionales, se encuentran muchos elementos como documentales, podcast y demás, con testimonios muy claros sobre el asesinato y la participación de varias partes.

La mafia, la CIA y miembros del gobierno y hasta el FBI, definitivamente participaron o se hicieron después de la vista gorda para efectos de no querer resolver eficiente y éticamente el brutal asesinato. La “conclusión” de la comisión Warren, sobre la culpabilidad de un solo tirador y asesino en la figura de Lee Harvey Oswald, termina siendo una real burla. Aparte, ¿en verdad creen que la CIA después de todos estos años iba a dejar evidencias tan contundentes para incriminarse?

En estos documentos salieron que definitivamente Oswald no tuvo nexos con la KGB, hasta hacen alusión en un documento que agentes de la misma KGB que sabían que era un mal tirador ya que lo vieron practicar, debido a que lo vigilaron el tiempo que estuvo en la URSS. Hasta cartas donde agentes de otros países avisaron a diplomáticos estadounidenses que iba a ver un atentado contra Kennedy.

En mi punto de vista tras años de ver el tema, Oswald fue siempre manipulado por la CIA, quien terminó poniéndolo como chivo expiatorio para inculparlo, como el mismo Oswald lo dijo ante cámaras televisivas cuando fue detenido (“I´m just a Patsy”). Otras figuras de la mafia como Charles Nicoletti, John Roselli, matones del grupo de Sam Giancanna, han sido anteriormente también vinculados con nexos con la CIA, y señalados por diversas fuentes de haber participado ese día en Dallas, cuando asesinaron a Kennedy, hace más de 60 años, el 22 de noviembre de 1963 para ser más exactos.

Por otra parte ayer 23 de marzo, se cumplió otro año más (31) del asesinato en Lomas Taurinas del candidato a la presidencia, Luis Donaldo Colosio Murrieta. El cual también después de años sigue envuelto en misterio, aunque para la mayoría de las personas e igual que el caso de Kennedy, se piensa que fue un acto conspiratorio que culminó con su vida.

Y en este caso también hace poca más de un año en un comunicado de la FGR, se llegó a la conclusión de que hubo un segundo tirador en la figura de Jorge Antonio Sánchez Ortega, quien traía sangre de Colosio en su ropa y dio positivo a la prueba de radizonato de sodio, lo cual evidenció que había disparado un arma cuando él decía que no estaba armado y en su momento era agente del CISEN.

Más interesante, esta persona fue sacada de Tijuana por el Sub director operativo del centro de investigación del CISEN en su momento, nada más y nada menos que Genaro García Luna. Este nombre en conjunto con el de Edmundo Salas Garza, Urbano Hernández Somero y otros, surgieron como participantes de una u otra manera en la trama del asesinato de Colosio Murrieta.

Y en ambos casos después de años se sigue prolongando la debida justicia.

Tanto el caso de Kennedy así como el de Colosio, tienen elementos en común, empezando por sus detractores, ambos son señalados de haberse beneficiado del sistema político para llegar a la posición en la cual se encontraban. Los dos habían pronunciado discursos emotivos que cautivaron a las masas pero que disgustaron a muchos en círculos de poder. Se les veía como personas que buscaban sacudir de una u otra manera el estatus quo de los sistemas políticos cada cual de su época y en su país. 

Ambos personajes asesinados en una conspiración pero que culminó en su momento con la teoría de haber sido atacados por un asesino solitario. Las respectivas agencias de investigación y justicia solo enturbiaron más las cosas para efectos de que no se esclarecieran realmente sus homicidios y todos los involucrados en ellos en los dos casos. Y hasta el día de hoy, penosamente siguen sin esclarecerse como deberían y menos se ven reales intenciones de llegar al fondo de lo que realmente sucedió con sus trágicas y lamentables muertes.

¿Por qué es importante recordarlo y/o no dejarlo pasar?

Porque si asesinatos de tan alto perfil, con evidencias muy contundentes de conspiración, colusión e impunidad, no se pueden resolver, ¿Qué nos habla sobre nuestra sociedad y más sobre el fallido estado de derecho? No es querer vivir en el pasado, es querer realmente resolver las cosas bien de nuestro pasado que aún está pendiente para no volver a caer en las mismas situaciones en nuestro presente y en nuestro futuro.  

Actualmente por ello admiro de todo corazón la valentía, gallardía y fuerza de voluntad de los grupos mujeres y hombres buscadores que por años no cesan en su intento de cerrar el terrible capítulo de sus vidas con las desapariciones y asesinatos de sus seres queridos. Muchos buscan minimizarlos o callarlas, pero la verdad es que es algo latente y muy presente.

O como dijo Santayana, “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Complacencias y complicidades solo nos llevan y llevarán a más escenarios trágicos y eso nos seguirá conduciendo en un camino equívoco en nuestras vidas. Uno no busca la perfección pero tampoco la continuidad de la barbarie.

Reflexiones

“Debería ser posible que los consumidores estadounidenses de cualquier color recibieran un trato igualitario en establecimientos públicos, tales como hoteles, restaurantes, cines y comercios, sin recurrir a manifestaciones en las calles, y debería ser posible que los estadounidenses de cualquier color se inscribiesen para votar en unas elecciones libres sin interferencias ni temor de represalias.

En resumen, debería ser posible que todos los estadounidenses disfrutaran de los privilegios de ser estadounidenses sin importar su raza ni su color. Todos los estadounidenses deberían tener el derecho de ser tratados como desean, como uno querría que trataran a sus hijos. Pero no sucede así.”

-John F. Kennedy-

“Sabemos que el origen de muchos de nuestros males se encuentra en una excesiva concentración del poder. Concentración del poder que da lugar a decisiones equivocadas; al monopolio de iniciativas; a los abusos, a los excesos. Reformar el poder significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático.

Reformar el poder significa fortalecer y respetar las atribuciones del Congreso Federal. Reformar el poder significa hacer del sistema de impartición de justicia, una instancia independiente de la máxima respetabilidad y certidumbre entre las instituciones de la República.

Reformar el poder significa llevar el gobierno a las comunidades, a través de un nuevo federalismo. Significa también nuevos métodos de administración para que cada ciudadano obtenga respuestas eficientes y oportunas cuando requiere servicios, cuando plantea sus problemas, o cuando sueña con horizontes más cercanos a las manos de sus hijos.”

-Luis Donaldo Colosio Murrieta-

Por ello:

Si seguimos viendo un México con hambre y con sed de justicia, propongámonos mejor; No preguntar lo que nuestro país puede hacer por nosotros, sino lo que nosotros podamos hacer por nuestro país. 

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)