Una historia de lo privado a lo público
Desde la prehistoria las mujeres por su condición de madres mamíferas, es decir, que procrean en el vientre y amamantan a sus hijos, delimitaron su ámbito de acción a lo íntimo, a lo privado, a una acción de supervivencia que se realizaba hacía los espacios interiores donde pudieran proteger a sus hijos, por el contrario, lo masculino estaba ligado con la búsqueda de sustento, salir, estar en el exterior.
Sin embargo, esto no significó que su rol fuera menos importante, al contario, fue fundamental para la sobrevivencia de la especie además de realizar muchas otras tareas también en el exterior como salir a cazar. Sin embargo, el discurso social de la historia nos hace creer que las mujeres sólo procreaban y los hombres cazaban. Una muestra de su importancia en la en la prehistoria son los cientos de Venus halladas en las cuevas del Paleolítico que dejan testimonio de su relevante presencia en aquellas sociedades.
Hablando de las sociedades de la antigüedad, la presencia de las mujeres es manifiesta cuando estas han realizado acciones en lo público, han salido de su ámbito privado para protagonizar hechos trascendentes o bien han ejercido su poder a pesar de no ocupar espacios de autoridad, sino a través de su influencia, finalmente de eso trata la historia.
Las mujeres más famosas en la historia de la humanidad en occidente sin duda son las bíblicas, Eva quien le abrió los ojos a Adán, Sara sin duda la madre del pueblo de Israel, Agar la esclava, la Virgen María quien conduce a Jesús a su autorrevelación.
Mujeres en la historia del mundo renacentista y moderno tenemos como muestra, reinas que a diferencias de los hombres son pocas en cantidad, pero muy influyentes como Isabel la Católica, Catalina la Grande o la Reina Victoria.
Aunque muchas están consignadas en la memoria, el problema de la invisibilidad de las mujeres en la historia radica en que hasta hace un siglo era considerado como historia solo la política, la heroica, de la esfera pública y del discurso de la construcción de los estados nacionales, construida por figuras masculinas que serán cuestionados por las corrientes feministas de la segunda mitad del siglo XX que demandaban la necesidad de construir heroínas y de denunciar opresiones un discurso histórico no académico.
Pero por otro lado tenemos las luchas sociales de las mujeres de manera visible que hicieron imperativo ir empujando su visibilidad paulatina, lenta, desgarradora en el discurso de la historia desde la revolución francesa hasta nuestros días, pugnando por la igualdad de derechos.
La irrupción de las mujeres en la revolución francesa fue tan violenta que la misma sociedad se asustó de su ímpetu que quedaron fuera de la Declaración de los derechos del hombre al triunfo de esta. Y digo que al parecer porque esta manifestación como luchadoras, como revolucionarias, fijó algunos principios que determinaron el futuro de las mujeres, porque se convirtieron en individuos; la Declaración señala como derecho “la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión” y en la Constitución de 1791 se reconoce por igual a hombres y mujeres para la mayoría de edad civil.
En 1792 se va a reconocer en las mujeres suficiente razón e independencia para ser admitidas en calidad de testigos en actos civiles y para contraer libremente obligaciones; en 1793 se permite acceder al reparto de bienes comunales y las mismas prerrogativas para ejercer la patria potestad y se establece el contrato social donde en el matrimonio y el divorcio ambas partes son iguales.
A partir de aquí, vamos a ver una presencia gradual de las mujeres en el ámbito público, como escritoras, como educadoras y como sufragistas. Las obreras estarán presentes para reclamar derechos y serán en la Primera Guerra Mundial quienes estarán al frente de las fábricas, ganando espacios públicos, pero nuevamente, su presencia en el ámbito público asustará a la sociedad que al término de la guerra las regresa a casa, aunque se avanza en ámbitos de derechos civiles no será hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando el movimiento feminista tendrá una presencia irreversible con la liberación sexual.
El estudio de la historia de las mujeres desde el ámbito académico en las corrientes historiográficas de la Escuela de los Annales en Francia a mediados del siglo XX construye una corriente de pensamiento de gran influencia.
Peter Burker impulsor de la historia cultural, en repetidas ocasiones, abordará el tema desde el ámbito académico, muy necesario para despojar el discurso de cargas ideológicas, políticas y reivindicaciones sociales.
Es en los ámbitos de la academia donde se hace cada vez imprescindible su estudio por la presencia manifiesta de las mujeres en casi todos los espacios sociales desde el siglo XIX y el XX.
Ya no se trata de reivindicar desde el discurso político sino de la necesidad que el estudioso de la historia tiene por explicar los sucesos históricos, siguiendo este camino, los resultados han sido productivos, sorprendentes y enriquecedores.
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