Hermoso el sonido que emanaba del piano, una relajante melodía ambientaba el restaurante, con cadencia y elegancia el pianista entretenía a los presentes. En una mesa contigua le había tocado presenciar más temprano una pareja que felizmente conversaba y se demostraba su genuino amor.

Durante el tiempo que tocaba otros comensales se situaron en dicha mesa, ya entrada la noche la mesa fue ocupada por cuatro hombres que fluido dialogaban, el pianista anuncia un descanso y sin querer ser entrometido, pero por su ubicación, escucha a los contiguos clientes abordar varios temas, entre wiskis y tequilas.

Unos preocupados alertaban la situación socio-política imperante, temerosos que el momento pudiese descarrillar sus planes y proyectos, así como su actual estatus laboral y político. Con mayor apresuro se acababan sus bebidas, admitiendo que estaba “muy cabrón el pedo”.

Dos de ellos más tranquilos sentían que todo era parte del juego político y que esto de una u otra manera pasaría, mientras los otros dos discernían, aludiendo que el rol de Trump era algo que verdaderamente habían menospreciado y menos previsto.

Los cuatro si coincidían sobre la consternación de la información e indagatorias en poder y que actualmente realizan los “Yankees”. Sabían que, aunque en una parte pueden controlar el flujo de información en cuanto a lo local se refiere, en otros contextos estaban ante la merced de aquellos que con insistencia traen y abordan el tema.

¿Qué tanto más habrá dicho el pinche regordete, o será puro show lo de la vieja esta? Se preguntaba nervioso uno de ellos. Esto puede cambiar todo, ahora sí que hay que esperar a ver cómo se van dando las cosas, hay muchos intereses de por medio y no sé si en verdad querrán abrir la caja de pandora, contestó otro.

El más callado de los cuatro veía su teléfono, leyendo noticas sobre el suceso de los hallazgos en un rancho en Jalisco y toda la trama inherente. Interesante la plática, pero le llegó el momento de continuar tocando al callado y atento pianista. Comenzó de nueva cuenta tundir con singular emoción y profesionalismo las teclas de su bello instrumento.

En momento inesperado curiosamente recordó que en alguna ocasión a otro pianista le había tocado vivir los terrores de la crueldad humana, en otros tiempos y en otras latitudes en donde también se mandaban a las personas a campos de concentración y exterminio.

El pianista; entre música, pláticas, realidad, película y un tremendo horror.

Reflexión

“Son odiosos e ignorantes quienes aún niegan el Holocausto.”

-Barack Obama-

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)