Generalmente en situaciones donde llega a existir algún tipo de discrepancia en cuanto a intereses acordados, se habla más de los elementos que tienen que ver con la traición y no con aquello que conlleva al precio que se paga por mantener una lealtad. En la historia podemos recordar las traiciones de Judas Iscariote, Marco Bruto, Benedict Arnold, la Malinche, etc.

Sabemos perfectamente que se puede hablar que las traiciones se terminan cometiendo por dinero, desdén, venganza, interés, y otros tantos factores más. Son tan parte de la vida del ser humano que el algún momento u otro supongo todos caemos en un acto de tal naturaleza.

Eso es por esa parte, ¿pero qué pasa cuando precisamente por querer mostrar una evidente lealtad recurres a actitudes que te terminan evidenciando ante alguien o algo a lo cual también se supone pregonas lealtad? En específico, en el ámbito político esto se ve mucho, ejemplos hay para aventar para arriba y aunque después los nieguen, pues terminan siendo muy obvios.

En evidencia quedan las personas y los intereses que existen detrás y para ello precisamente en nuestro país estamos viendo en diferentes ámbitos casos sobre esto. Muy interesante las consecuencias que vendrán tras las posturas tomadas de personajes claves. ¿En Estados Unidos cuantos pagarán el precio de una lealtad tipo “Omerta”, guardando silencio y cuantos no?

¿Cuántos desdenes más veremos dilucidando a su vez a los grupos de poder existentes así como los intereses políticos diversos?

¿Cuál será el precio de su lealtad?

Hablando de estos temas, muy interesante saber los entramados de la política internacional, nacional y local. Aquí en lo local por lo pronto se menciona una pérdida de confianza a una o varias figuras. No se hace muy público este quiebre, pero se maneja que, si se sentían intocables o muy consentidos, al final del día no es o será así.

Tan así que ya tienen vistas otras figuras para los proyectos a los cuales los estaban claramente apuntalando. Unos por haber incurrido en situaciones indebidas y otro (as) por brincarse las trancas. Aquellos que manejan las riendas no están nada contentos con su accionar, y aunque sigan pregonando lealtad a la causa, sus ambiciones les cobrarán factura.

Después del 8 de marzo

Muy bien que se unan, muy mal que destruyan, muy bien que sigan alzando la voz por las injusticias que viven, pero si se quejan de violencia, ¿Por qué entonces tomar actitudes similares? Aún mucho que hacer en cuestión de cuidar los derechos de la mujer. La verdad aquí en Tamaulipas se han visto valiosos esfuerzos para generar mayor conciencia y combatir las injusticias en contra de la mujer.

Pero tan enquistado están ciertos círculos viciosos, que se siguen viendo en muchos ámbitos laborales y sociales, y lo peor, muchos en lugar de coadyuvar para generar un cambio necesario, terminan siendo cómplices y hasta facilitadores de tan repugnantes actitudes.

También resaltando que ahora ya son evidentes los casos de mujeres en puestos jerárquicos que son quienes violentan los derechos de sus compañeras y compañeros.  Se han ventilado diversos de esos casos en redes sociales a falta de una acción correctiva por parte de las autoridades correspondientes.

Esconder todo esto es como barrer la tierra debajo de la alfombra, quizá piensen que no se vea pero toda la mugre sigue allí. Y en estos temas, ni mujeres ni hombres deben de ser sujetos a maltratos, ofensas y abusos, queda claro que quien lo hace es quién realmente tiene el problema, gente acomplejada que desquita sus propios traumas en contra de los demás.

Al final del día existen dos posturas en esto, o haces el bien y lo combates o eres parte del problema.

“El silencio ante el mal en sí mismo el mal”

-Dietrich Bonhoeffer-

Jorge Alonso Infante Alarcón  

Carrera Licenciado en Relaciones Internacionales.

Maestría en Administración Pública en la U.A.M. Francisco Hernández García (U.A.T.)