El anuncio de Donald Trump sobre la posible imposición de un arancel del 25% a todas las importaciones provenientes de México a partir del 4 de marzo ha generado una ola de incertidumbre en ambos lados de la frontera. Este movimiento, justificado por Trump como una medida para presionar a México en temas de migración y tráfico de drogas, podría tener consecuencias económicas y políticas significativas.

México depende fuertemente del comercio con Estados Unidos, ya que aproximadamente el 80% de sus exportaciones tienen como destino este país. Sectores clave como el automotriz, electrónico y agroalimentario serían los más afectados, ya que enfrentan márgenes de ganancia reducidos y cadenas de suministro integradas con Estados Unidos. De implementarse los aranceles, se estima que el crecimiento del PIB mexicano podría reducirse hasta un 2% para 2028.

Los aranceles encarecerían los productos mexicanos en el mercado estadounidense, disminuyendo su competitividad frente a otros países. Esto podría llevar a una contracción en las exportaciones, pérdida de empleos en sectores manufactureros y una mayor presión inflacionaria dentro de México. A largo plazo, la relación comercial trilateral bajo el Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (T-MEC) también podría verse debilitada.

Por otro lado, Estados Unidos también enfrentaría costos. Los consumidores estadounidenses pagarían precios más altos por bienes importados desde México, lo que incrementaría la inflación interna. El Banco de España ha señalado que este tipo de políticas proteccionistas tienden a perjudicar tanto al país que las impone como a sus socios comerciales.

Ante esta amenaza, México podría optar por diversas medidas de represalia. Una opción sería imponer aranceles equivalentes a productos estadounidenses estratégicos, como agrícolas o manufacturados, tal como ocurrió durante disputas comerciales previas. Esto afectaría principalmente a estados agrícolas clave en EE.UU., lo que podría generar presión política interna contra Trump.

Otra respuesta sería intensificar la diversificación comercial hacia otros mercados, reduciendo su dependencia económica con Estados Unidos. Aunque esto es un proceso lento y complejo, México ya ha buscado fortalecer relaciones comerciales con Europa y Asia en años recientes.

El gobierno mexicano podría recurrir al diálogo diplomático y al marco del T-MEC para resolver el conflicto. La presidenta Claudia Sheinbaum ha destacado la importancia del tratado como herramienta para mantener la estabilidad económica regional y ha anunciado diálogos bilaterales para exponer los avances en temas sensibles como migración y combate al tráfico de drogas.

Si bien Trump utiliza estas amenazas como estrategia política y económica para obtener concesiones rápidas, las consecuencias podrían ser contraproducentes. Una guerra comercial prolongada entre ambos países no solo dañaría sus economías respectivas, sino que también podría desestabilizar la región norteamericana.

Aunque los aranceles del 25% representan un desafío significativo para México, el país tiene herramientas diplomáticas y comerciales para mitigar su impacto. Sin embargo, el éxito dependerá de la capacidad del gobierno mexicano para negociar con firmeza mientras protege sus intereses económicos nacionales.

IMPACTO PARA TAMAULIPAS:

La imposición de aranceles el 4 de marzo sobre las importaciones de México y Canadá podría tener un impacto significativo en las empresas maquiladoras de Tamaulipas. Estas empresas, que se dedican a la manufactura y ensamblaje de productos como autopartes, electrodomésticos y electrónicos, son cruciales para la economía local. Los aranceles del 25% afectarían directamente su competitividad y rentabilidad, ya que aumentarían los costos de exportación a Estados Unidos, su principal mercado.

La industria automotriz y de autopartes, en particular, sería gravemente afectada, ya que partes y accesorios de vehículos son uno de los principales productos exportados por Tamaulipas a Estados Unidos.

Para hacer una estimación de este sector en Tamaulipas, las maquiladoras automotrices vinculan la manufactura de autopartes con la elaboración de productos finales automotrices, así como con la generación y fortalecimiento de empresas proveedoras de subensambles. Este sector tiene presencia en Tamaulipas con 192 empresas y genera 104,668 empleos.

La incertidumbre sobre futuras medidas arancelarias podría disuadir inversiones y reducir la producción, lo que impactaría negativamente el empleo y la economía local.

Los aranceles podrían mermar significativamente el tráfico de mercancías y afectar la viabilidad de los negocios en la región.

Jorge Alfredo Lera Mejía

Tampiqueño, Economista (ITAM), LAE, Maestro en Economía y Doctor en Administración Pública (UAT).

Asociado del INAP, Subsecretario del Exterior de la Federación del Colegio Nacional de Economistas y Vicepresidente zona noreste de la LER. Inicia su carrera en 1977 y ha desempeñado diversos cargos en la Administración Pública Federal, en Michoacán y en Tamaulipas.

Catedrático en la UNAM, ITAM, ULSA y actualmente profesor-investigador por la UAT e Instructor de la Auditoría Superior de la Federación.