Con la esperanza puesta en lo que se enseña
Hoy salí a recorrer Victoria, desde el Cero Morelos a Tamatán, en uno de esos tantos días en que hago trabajo de campo, imparto clases in situ, me reúno con los amigos para cenar o asistir a algún evento cultural. Todo el mismo día, desde muy temprano hasta muy tarde, viendo monumentos, caminando calles, haciendo registros de edificios históricos, elaborando diagnósticos visuales, hablando de la valoración del patrimonio cultural con distintos acompañantes en disertaciones académicas, técnicas, teóricas y también risas, y muchos, muchos enojos de ver el estado en que se encuentra el patrimonio cultural.
El centro histórico especialmente la plaza del ocho y su quiosco pintado de un ridículo color rosa está invadido del tóxico guano de palomas que al parecer son las únicas que disfrutan de él porque está cerrado el acceso al público. El obelisco que rememora la capitalidad tiene un deterioro considerable tanto en sus placas conmemorativas como en su pintura gris que se cae en grandes lienzos, la fachada del teatro Juárez parece anunciar que en cualquier momento se vendrá abajo y la fachada de la basílica especialmente su rodapié está desgajado terriblemente. Recomiendo no entrar al Palacio Federal porque se sentirán dentro de una película que cuenta la caída de la era soviética donde los edificios se convirtieron en la imagen de la decadencia.
El edificio de la estación de Ferrocarril fue un duro golpe para mí, porque nunca había visto rota y vandalizada la sala de espera; siempre, durante décadas esa parte del edificio permaneció celosamente cerrada a pesar de las múltiples pintas que se hicieran en sus paredes exteriores, pero en esta ocasión la puerta estaba destruida, había además de un fétido olor en el interior, grandes cantidades de basura, el reflejo de un patrimonio despreciado; aún se conservan los letreros de los baños que rememoran el tiempo ido. Llegando a la ex hacienda de Tamatán la cosa se puso más terrible, edificios convertidos en oficinas donde los exteriores piden a gritos una remozada urgente, a pesar de que es un lugar histórico y ahí existen muchas dependencias dedicadas a la educación, conservación y cultura.
Aunque mi trabajo es el estudio del patrimonio cultural y no me dedico al activismo político, celebro el nombramiento de egresados de la carrera de Historia y Gestión del Patrimonio Cultural en puestos claves de la administración estatal que se encargan de la protección, conservación y difusión del mismo, ahí está mi esperanza para que intervengan más allá de la foto y pongan orden en este desastre, el trabajo es inmenso, porque el patrimonio se encuentra en una grave situación no sólo en Victoria sino en todo el estado; sin embargo, creo que cuentan por lo menos con la información de lo que debieran hacer para sacarlo de su estado crítico.
Deseo que se pase de la simulación, las reuniones políticas, los recorridos conjuntos, las firmas de colaboración a una acción urgente, donde los expertos que han egresado de esta carrera pongan orden desde sus ámbitos de influencia y sin dormirse en la comodidad de las compensaciones jugosas, toquen con fuerza las puertas necesarias y abran camino a sus compañeros de licenciatura para trabajar profesionalmente en la valoración y preservación del patrimonio cultural tamaulipeco.
E-mail: garciasaenz70@gmail.com
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