Trump vs. México: Aranceles y la Guerra del Nearshoring
A partir del 1 de febrero, Donald Trump había amenazado con imponer aranceles del 25% a las importaciones mexicanas, una medida que no solo pone en riesgo el comercio bilateral, sino que también desafía la dignidad y la soberanía de México. Esta decisión, lejos de ser una política económica sensata, se perfila como una táctica de negociación agresiva para forzar concesiones en temas migratorios y de seguridad. Sin embargo, en un contexto de guerra comercial con China y la reconfiguración de las cadenas globales de suministro, esta medida no solo es contraproducente, sino también un atentado contra la cooperación y el respeto mutuo que deberían guiar la relación entre ambas naciones.
No es la primera vez que Trump utiliza los aranceles como herramienta de presión. En 2019, amenazó con imponer tarifas escalonadas del 5% al 25% si México no tomaba medidas más estrictas para frenar la migración en su frontera sur. Ante la posibilidad de un colapso comercial, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador accedió a desplegar a la Guardia Nacional en la frontera con Guatemala. Ahora, con Trump de regreso en la escena política, la estrategia es similar: amedrentar económicamente a México para obtener concesiones en seguridad y migración.
Pero el contexto ha cambiado. México no solo es un vecino; se ha convertido en el principal socio comercial de EE.UU., con exportaciones históricas que alcanzaron los un récord de más de $617,000 millones de dólares en 2024. Además, el nearshoring ha posicionado a México como un imán para las inversiones extranjeras, especialmente en sectores estratégicos como la industria automotriz, electrónica y semiconductores. Imponer aranceles en este momento no solo sería un golpe a la economía mexicana, sino también un error estratégico para EE.UU., debilitando su competitividad en la lucha por reducir la dependencia de China.
El nearshoring ha sido una de las grandes apuestas de América del Norte para competir con China. Empresas asiáticas han trasladado sus operaciones a México para reducir costos y agilizar cadenas de suministro. Sin embargo, los aranceles del 25% podrían encarecer la manufactura, haciendo menos atractivo a México para las inversiones extranjeras. Esto no solo afectaría a México, sino también a las empresas estadounidenses que dependen de insumos mexicanos.
Uno de los sectores más amenazados es el de semiconductores, clave en la competencia tecnológica entre EE.UU. y China. La Embajada de Estados Unidos en México, junto a la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti), presentaron el Plan Maestro para el Desarrollo de la Industria de Semiconductores en México 2024-2030, con el que busca que México duplique su producción de chips y convertirse en un socio estratégico para EE.UU. Empresas como QSM Semiconductores en Querétaro ya están invirtiendo en infraestructura, pero los aranceles podrían frenar estos avances y debilitar la estrategia estadounidense de depender menos de China.
La amenaza de imposición de aranceles no parece ser una medida aislada, sino una estrategia de “máxima presión” que Trump ha utilizado antes. En su primer mandato, amenazó a México con retirar inversiones si no colaboraba en temas como seguridad fronteriza y control migratorio. En 2018, utilizó la misma táctica para renegociar el T-MEC, presionando a Canadá y México con la imposición de tarifas al acero y aluminio hasta lograr términos más favorables para EE.UU.
Ahora, el gobierno de la Dra. Claudia Sheinbaum enfrenta una prueba de fuego. La administración mexicana ha afirmado que tiene planes de contingencia, y Marcelo Ebrard, secretario de Economía, ya advirtió que estos aranceles perjudicarán más a los consumidores estadounidenses, elevando los costos de productos esenciales. Estados como Texas, California y Florida, donde la relación comercial con México es vital, podrían presionar a Trump para reconsiderar la medida.
El T-MEC y la Ley CHIPS de EE.UU. representan una oportunidad histórica para fortalecer la integración económica de América del Norte. Sin embargo, la imposición de aranceles por parte de Trump pone en riesgo este potencial. En lugar de recurrir a tácticas de presión, ambos países deberían trabajar juntos para:
En este escenario de tensiones con EE.UU., México no está solo. El bloque de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), al que podrían unirse pronto países como Arabia Saudita, Irán y Egipto, representa una alternativa emergente en el orden global. Este grupo, que busca contrarrestar la hegemonía económica y política de Occidente, ha llamado la atención del gobierno de la Cuarta Transformación (4T).
México, bajo la administración de Andrés Manuel López Obrador, ha mantenido una postura de neutralidad activa, buscando diversificar sus alianzas sin romper con sus socios tradicionales. Aunque no es miembro de los BRICS, el gobierno de la 4T ha mostrado interés en fortalecer lazos comerciales y diplomáticos con estos países, especialmente con China, que ya es el segundo socio comercial de México. Esta estrategia no solo ofrece una red de seguridad frente a las presiones de EE.UU., sino que también abre nuevas oportunidades para el desarrollo económico y tecnológico del país.
En un mundo cada vez más fragmentado, México y EE.UU. tienen la oportunidad de demostrar que la cooperación es más poderosa que el conflicto. Los aranceles no son la solución; son un obstáculo para el progreso de América del Norte. México no cederá ante la presión, porque su dignidad y su soberanía no están en venta.
Es hora de dejar atrás las amenazas y construir un futuro basado en el respeto mutuo, la colaboración estratégica y la confianza. América del Norte tiene todo para ser una potencia global, pero solo lo logrará si trabaja unida. Mientras tanto, México seguirá explorando alianzas con bloques como los BRICS, porque en un mundo multipolar, la autonomía y la diversificación son las claves para garantizar un futuro próspero y soberano.
Rola del día: México en la piel de Luis Miguel https://www.youtube.com/watch?v=IoPi-ukP-PU
Jorge Alejandro Torres Garza
Es internacionalista con una maestría en Ciencia Política y Administración Pública por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Durante su carrera realizó un intercambio en España y ha trabajado en los tres niveles de gobierno tanto en México como en Estados Unidos, incluyendo en un consulado de México en la zona de Los Ángeles, California. También ha participado en campañas políticas en México, colaborando con candidatos a alcaldes, diputados locales y gobernadores, así como en la campaña del senador de la República y precandidato presidencial del Partido Demócrata, Bernie Sanders, en Estados Unidos.
Recibió el reconocimiento "30 Under 30 Award" por la Asambleísta Eloise Gómez Reyes del Congreso del estado de California, un galardón que distingue a jóvenes líderes menores de 30 años por su dedicación, innovación y servicio a la comunidad.
Su pasión por el bienestar y la transformación social lo llevó a fundar Vibra/TAM, una asociación civil que promueve la salud mental de jóvenes a través de la música y las artes. Actualmente, brinda consultoría en desarrollo económico, turismo y salud mental, integrando enfoques holísticos y sostenibles.
Es amante de la música, disfrutando géneros como el rock clásico, jazz, electrónica, folk e indie. También es un practicante comprometido de yoga, meditación y senderismo, actividades que inspiran su conexión con la naturaleza y el bienestar integral.
Correo electrónico: jatorresgarza@gmail.com
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