No soy el fontanero
Ayer hice notar como la capital tamaulipeca se ve beneficiada cuando el gobernador es originario de la capital y más cuando la relación con el presidente municipal es positiva. Sin embargo, no siempre ha sido así, e incluso, se ha dado el caso de como otros municipios sean blanco de ataques por esa mala relación. Me vienen a la memoria nombres de presidentes municipales que vivieron, digamos, una era de terror por parte del gobierno estatal: Gustavo Cárdenas, Ramón Durón Ruiz, Gerardo Higareda Adams, Maki Ortiz, Leticia Salazar, Enrique Rivas, entre otros.
Buena parte de los gobernantes al inicio de su gobierno señalan que gobiernan para todos, sea todos los mexicanos o todos los tamaulipecos. En realidad, es solo discurso, nunca lo hacen, basta recordar como AMLO, siendo presidente, se limitó a entregar las participaciones correspondientes a los estados, pero la inversión pública la dirigió a los intereses de su partido, de su proyecto y a sus obras insignias. Esta conducta, quiérase o no, también aparece en la relación de los estados y sus municipios.
PRIMER OPOSITOR CAPITALINO.
Los tamaulipecos vivimos digamos, ese desencuentro entre el gobierno estatal y el municipal, cuando el PRI perdió la elección en la capital tamaulipeca: la ganó Gustavo Cárdenas, que dé al PRI, porque no lo hicieron candidato. Se fue al PAN y ganó; tenía, sin la menor duda, el afecto de los victorenses. Ahí fue, quiérase o no, el primer desencuentro de la ciudadanía con el poder: fue cuando Manuel Cavazos Lerma en más de una ocasión, ante las quejas de la ciudadanía, especificó que no era el fontanero de la capital.
Y es que, quien ha estudiado al municipio, bien que lo sabe: su mayor ingreso es el predial y no es suficiente, el apoyo viene de las participaciones, pero también de las inversiones públicas del Estado en los municipios: y de eso, los victorenses, tenemos suficientes ejemplos de unos y otros gobernantes… y en aquel entonces Manuel Cavazos se limitó a reducir el impacto estatal en la capital. Así sucede cuando el inquilino de palacio es de otra ciudad: lo vivimos con Cavazos, con Tomas y más reciente con Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
DOMINANTE Y SUMISO.
Por lo regular un político, de esos que siempre quieren más y más poder, son dominante, no tienen nada de sumisos; y para satisfacer sus apetitos de poder, no vacilan en utilizar todos los elementos a su disposición para lograr su propósito. Fue lo que sucedió con Luis Gerardo Higareda Adams, allá en Reynosa en los tiempos de Tomas Yarrington. Es una historia que inicia en el gobierno de Manuel Cavazos Lerma: en ese gobierno Gerardo fue el de la COMAPA, empresa municipal que siempre fue caja chica de priistas y escaparte político: se convirtió en el presidente municipal de Reynosa y, pronto, muy pronto, salto las trancas.
No pueden brillar dos soles al mismo tiempo, así que Yarrington uso todos sus recursos para enjuiciar a Higareda: así logro que huyera al otro lado, cuentan en un baño portátil, porque el edificio municipal estaba sitiado por ministeriales para detenerlo. El caso es que, ahí Tomas Yarrington se salió con la suya: presiono para que el nuevo presidente municipal fuera uno de sus amigos, y la suerte, el premio pues, le toco a Humberto Valdez Richard, que con el paso del tiempo fue conocido como “El caliche”, por los múltiples negocios que hizo a la sombra de su cargo político.
PERSECUSION.
La historia política muestra cómo, en distintas épocas, se ha dado la persecución política. Cuando Ramón Durón dejó de ser presidente municipal, se fue al D. F. (hoy CdMx), siempre afirmó que se fue exiliado por Cavazos Lerma: porque no lo apoyo en sus propósitos de ser el gobernador. En épocas más recientes, se pueden anotar nombres de otros que han sufrido la persecución o los ataques del gobierno estatal: está el caso de Norma Leticia Salazar, en Matamoros; Enrique Rivas Cuellar, en Nuevo Laredo o de Maki Ortiz, en Reynosa… estos casos fueron en el mismo gobierno estatal, por ser “enemigos”.
En el gobierno de Eugenio Hernández Flores fue ampliamente conocido su enfrentamiento con Francisco Javier García Cabeza de Vaca, siendo este el presidente municipal de Reynosa. Hay, incluso, la versión de que, entre acusaciones, pleitos y reclamos, un día Eugenio le dijo: te voy a meter al bote (entiéndase, a prisión). Al final, no lo hizo y Francisco Javier se convirtió en gobernador y todos, pero todos, conocemos el desenlace de ese desencuentro, con la peor parte para Eugenio.
Melitón Guevara Castillo
Licenciado en Administración Pública (UAT), Doctor en Comunicación y Periodismo (Universidad de Santiago de Compostela).
Profesor Emérito de la UAT. Líder del Grupo de Investigación “Democracia y Comunicación Política” de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (Victoria, Tam.,).
Representante en Tamaulipas de la Red Nacional de Investigadores de la Calidad de la Democracia.
Escribe la columna política DESDE ESTA ESQUINA, desde 1984 en El Diario de Cd. Victoria y actualmente en Hoy Tamaulipas.
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