Encargué un reportaje, no una entrevista
Después de haberle presentado al catedrático una entrevista que yo había hecho para cumplir con un trabajo que nos había encargado a todo el grupo, en el salón de clases, fue para mí una gran sorpresa al enterarme de que mi entrevista había sido publicada en un importante periódico local. De parte del catedrático fue un excelente regalo, ese noble gesto me motivó a pensar en que tal vez pudiera escribir en un futuro para un periódico.
El catedrático de la materia de Redacción Periodística no había encargado una entrevista al grupo, sino un reportaje el cual lo teníamos que realizar durante los días de vacaciones, ya que con eso nos iba a calificar una vez que hubiéramos regresado a clases.
El tema para el reportaje era libre. Cuando salimos de vacaciones no volví a ver a ninguno de mis compañeros de la carrera de Relaciones Públicas, algunos eran de Llera, Tula, Mante, Naranjos y de aquí de Ciudad Victoria. Los que recién habíamos iniciado a clases, conformamos un grupo aproximado de entre 25 a 30 alumnos, quizá un poco más. El salón estaba lleno, éramos casi la misma cantidad de hombres que de mujeres.
Las vacaciones se nos pasaron muy rápido y ya estaban por terminarse, faltaban si acaso dos o tres días cuando comencé a preocuparme por el reportaje. Precisamente por esos días en que estábamos próximos a entrar a clases, me encontré en la calle a algunas compañeras quienes me preguntaron sobre qué tema trataba mi reportaje. Les eché una mentira, les dije que todavía no terminaba de redactarlo. Una de mis compañeras me habló de un reportaje que había hecho en Llera. También la otra compañera nos comentó sobre su reportaje en Tula.
El día en que regresamos a clases, lo primero que hizo el catedrático fue preguntar por el trabajo que nos había encargado. Una vez que se sentó frente al escritorio, por lista empezó a nombrarnos uno por uno, así como nos iba nombrando íbamos pasando al frente para entregarle el reportaje. Los primeros trabajos que comenzaron a entregar mis compañeros tenían una excelente presentación.
Esos trabajos incluían fotos que habían sido bien tomadas usando para ello cámaras profesionales, de tal manera que en los reportajes se incluyeron fotos de aves, de jirafas, de hermosas y llamativas flores, de rostros de personas indigentes, o de exuberante vegetación.
Solamente tenía yo dos opciones para presentarme con el catedrático: haciendo una entrevista o no presentar nada y quedarme sin calificación. No quería hacer un reportaje porque llegué a creer que si lo comenzaba me iba a ser falta tiempo para terminarlo, y estábamos a dos días para regresar a clases. No tuve ni idea de qué tema podría desarrollar, pues a las prisas nada sale bien.
Por eso preferí hacer una entrevista, solo que esa entrevista tendría un toque descriptivo, donde el lector se imaginara lo que le iba contando con detalles. Por ejemplo, cómo era el taller donde se encontraba el artista-pintor, qué herramientas usaba, cómo era físicamente, después de eso me pasé a las preguntas básicas.
Prácticamente había realizado un trabajo con una estructura, es decir, con una introducción, desarrollo y un final. Este conocimiento lo había aprendido de un libro que había leído días antes. Se trataba de entrevistas hechas a grandes escritores y poetas. Una de las entrevistas que me llamó muchísimo la atención, fue la que le hizo una periodista y escritora a un poeta (me disculpo por no saber cuál es el libro y los nombres que ahí se mencionan).
La cuestión está en que la periodista comienza su trabajo describiendo los lugares por dónde va pasando en su automóvil hasta llegar donde se encuentra viviendo el poeta. Describe el ambiente con palabras tan hermosas que me fui imaginando y paladeando lo que iba leyendo. Aún y cuando ya estaba la periodista en la cabaña del poeta, ella continuó, ahora, describiendo lo que adornaba en el interior. Después se fue sobre las preguntas.
Esa estructura de cómo había desarrollado el trabajo la periodista, me gustó para ponerla en práctica con el artista que yo iba a entrevistar. Y más gusto me dio al ver mi trabajo publicado en un periódico local.
El catedrático me había advertido: "Yo no encargué una entrevista, Ricardo, pero la voy a revisar, si considero que vale la pena le pongo una calificación; de lo contrario, queda reprobado". Todo parece indicar que sí valió la pena mi entrevista como para haber sido publicada.
Algunos de mis compañeros me felicitaron cuando vieron mi entrevista en el periódico. No pasó mucho tiempo de eso cuando otro catedrático que tenía a su cargo un suplemento cultural de la Facultad, me brindó un espacio para escribir. Mandé algunas colaboraciones que me fueron publicadas en una plana completa.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
Para que HOYTamaulipas siga ofreciendo información gratuita, te necesitamos. Te elegimos a TI. Contribuye con nosotros. DA CLIC AQUÍ