Habían pasado como dos meses desde que nos habían dado la oportunidad de formar parte de un grupo de periodistas con quienes participé en una mesa de diálogo, en más de cuatro ocasiones, para grabar un programa de noticias el cual consistía en dar nuestra opinión sobre diferentes temas, entre ellos de política.

El proyecto original había salido de la cabeza de Leonardo, un hombre físicamente delgado, pero con suficiente experiencia para echar a andar su proyecto de noticias que se pasaría por medio de las redes sociales.

Hacía tiempo que Leonardo había dejado de pertenecer al equipo de reporteros de una televisora local. Llego a creer que fue para formar su propia empresa de noticias. Es de entenderse que hay personas que no necesitan estar muchos años en una empresa, porque una vez que han asimilado los conocimientos necesarios, es hora de emprender un negocio propio.

Así debió haber pasado con mi amigo periodista, aunque nunca se lo pregunté, es solo una suposición mía, porque desde el tiempo en que lo comencé a tratar jamás me contó algo relacionado con la televisión.

A propósito, recuerdo las palabras de un ancianito quien me dio un consejo muy bueno. Me dijo: “Continuemos con el siguiente capítulo de la historia; no me hables del capítulo anterior porque me haces bolas”.

Leonardo fue lo que hizo: había dejado el capítulo de la televisión atrás, para iniciar con uno nuevo en su vida como comunicador, aunque no estaba solo, éramos como siete en total los que comenzamos a dar vida a su proyecto de la mesa de diálogo. Entre nosotros formaba parte la compañera Lorena, una periodista con quien me entendí desde las primeras veces que llegamos a presentarnos en las primeras reuniones.  

Previo a una reunión que tuvimos días antes, Leonardo nos explicó al grupo que entre Lorena y yo nos encargaríamos de comenzar a grabar a fuera del Polyforum “Dr. Rodolfo Torre Cantú” el cual es un edificio grande con capacidad para más de mil personas. El periodista nos había recomendado que el día de la toma de protesta del nuevo gobernador nos quería ver con el traje azul marino que nos había regalado. Remató advirtiéndonos que llegáramos desde las siete de la mañana, ya que el evento sería antes del mediodía y todo tenía que estar bien coordinado.

De tal manera que no me preocupé por la asistencia al evento de los demás compañeros, me ocupé de hablarme constantemente con Lorena, porque con ella me iba a estrenar como reportero dando información sobre la toma de protesta.

Cuando llegó el día en que Lorena y yo íbamos a grabar en vivo con el apoyo de dos compañeros camarógrafos, Lorena comenzó a ensayar la entrada, es decir, las palabras de bienvenida: “Amigo de las redes sociales, gracias por estar acompañándonos en este espacio de noticias. En un instante más se llevará a cabo la toma de protesta de nuestro nuevo gobernador…”.

Lorena estaba contenta. Ella, al igual que yo, tampoco tenía la suficiente experiencia en medios de comunicación, solo que gracias a que Leonardo nos había dado la oportunidad de colaborar en su empresa de noticias, nos sentíamos emocionados.

Mi compañera había estudiado también la carrera de Relaciones Públicas. Eso me lo contó en cierta ocasión cuando nos reunimos en un restaurante para tomar café; tampoco le había pasado por la cabeza andar de periodista, más bien se tenía confianza porque era buena haciendo relaciones públicas.

De eso me di cuenta porque en su red social de Facebook ella había subido muchas imágenes donde había andado en fiestas y eventos con varias amistades. A propuesta de Leonardo, Lorena sería la que llevaría la responsabilidad de informar a la sociedad antes de que llegara al Polyforum el nuevo gobernador del estado.  

A Lorena y a mí nos divertía mucho participar, lo disfrutábamos. Antes de que comenzáramos a grabar nos comenzados a decir bromas, como: “oye, no se te ocurra equivocarte cuando comiences a grabar”; “¿y si dices mal el nombre del gobernador?” “No vayas a durar mucho tiempo hablando”.

La presentación de mi compañera fue excelente. Cuando me tocó hablar por micrófono, me sentí nervioso, aun así, me animé a hacerlo. Por cierto, Lorena en lugar de haberme presentado como Ricardo, dijo: “Me encuentro con mi compañero Enrique quien en unos instantes más también les informará sobre los avances de este importante evento”.

Ella supo que se había equivocado al cambiarme de nombre, por eso entre risas continuó informando. Esas risas que casi llegan a carcajadas, por supuesto que salieron en el video que se grabó en vivo, pero esas risas fueron tan naturales, tan frescas que rompían de alguna manera con la formalidad, porque no era una burla hacia nadie, sino una actitud espontánea al momento de estar transmitiendo la información en vivo para las redes sociales.

Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista

Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.