REPORTE 1.-Talan talan, tolón tolón, dín don dan, son algunos de los sonidos que deja escapar con fuerza la campana, pero que obliga al oído a saborear la nostalgia, a recordar que somos de un pueblo chico, bello, que se deja acariciar siempre.

Desde mi ventana, me asomo cuando las manecillas del reloj marcan la hora y viene el sonido de la campana, si esa que estuvo en silencio casi dos décadas –eso se dice- y que privo de ese deleite a los habitantes de Ciudad Victoria, que miraban hacia arriba, pero no había respuesta.

Desde el 14 de noviembre de este año eso cambio y, cómo no, si regreso la vida a la zona centro de la capital de Tamaulipas, dominada solo por los claxon de los coches y peseras que entran por el oído como si fueran alfileres.

Y es que en la Catedral del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada a unos metros de Palacio de Gobierno, el reloj y la campana tienen embelesados a los habitantes de esta ciudad, acostumbrados a la rutina, a los gritos de las urracas, de las cotorras y docenas de pichones que no pagan renta de techo en el edificio del Centro Cultural Tamaulipas.

Recuerdo y, bien, que en una ocasión estuve sentado en las bancas de la plaza principal de esta capital y, luego llego el ex gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Guerra, con unas fotografías que daban una idea de cómo quedaría ya pintado el Centro Cultural. Sabía que yo era periodista y me pregunto: ¿Cómo ves estos colores para el exterior del edificio? “Muy bien ingeniero, colores muy modernos que serán muy valorados para las nuevas generaciones que vienen “. Sonrió y movió su cabeza con un sí.

Se incorporo y miro hacia todos lados. Oiga ingeniero: ¿Cómo que le falta algo a la Iglesia del Sagrado Corazón ¿, le pregunte. Te refieres al reloj y la campana que están inactivos”, me dijo. Si, le conteste. Eso, se arreglará. Se despidió.

Pero ahora todo eso cambio y en las redes sociales en esta época moderna no deja de llamarme la atención lo que muchos preguntan sobre quien tomó la decisión de que el asunto funcione.

Unos, dicen que fue con recursos de la iglesia y de adinerados católicos, otros que fue el alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Gattas Báez, quien – según dicen- un día dejó entrever que se encargaría del asunto y algunos más no hayan a quien favorecer con el crédito.

Muchos piden que se dé a conocer al bueno, porque ahora si a la capital de Tamaulipas le ha regresado el calificativo de la ciudad de lujo.

Y genera risa a lo que unos llegan, que colocan en las redes la frase: “Arriba diosito, abajo el diablo”.

El asunto es que el tema parece pueril, pero la verdad es que ahora todos esperamos la hora.

Para que esos sonidos nos regalen la señal.

De que seguimos, vivos.

RELATO 2.-A propósito, vi muy activa a Blanca Guadalupe Valles Rodríguez y a los trabajadores del SUTSPET en la puerta de esa iglesia para iniciar a las 17 horas la peregrinación hasta el Santuario, cuando sonó la campana.

Camionetas adornadas con flores, cuadros monumentales de la Virgen de Guadalupe y bailarines avanzaron hacia su destino, con respeto y devoción hacia la bella morena sagrada.

Blanca Guadalupe, vestida con blusa clara y pantalón de mezclilla, encabezo la columna y con la sencillez que le es característica saludo a todo aquel que se cruzaba en su camino y que se incorporaba al contingente de los fieles religiosos.

Ella también capto el bello sonido de las campanas, que hizo que levantara la mirada para no perder detalle.

Así es ella y no se debe pasar por alto que en estos días después celebro su cumpleaños, por lo que muchos de sus amigos, que son periodistas, no dejaron de felicitarla.

Y yo soy uno de ellos que la saludan con un enhorabuena.

Por un año más.

Correo electrónico: tecnico.lobo1@gmail.com    

Javier Rosales
Columnista en Tamaulipas. Su columna Anecdotario es publicada en diversos medios de comunicación.