El médico Gerardo ya llegó de la CDMX
El día de hoy tuve una sesión más de dictados con el médico Gerardo, un señor que rebasa los ochenta años de edad y con quien estoy terminando de escribir su historia de vida.
El día de ayer le hablé por la mañana para saber, antes que nada, si había llegado con bien de la Ciudad de México. El médico me confirmó que todo había estado bien en su permanencia en aquella ciudad. Aparte, me dijo que le hablara hoy como eso de la una de la tarde para confirmarme si para esa hora ya estaba en su casa para ponernos a trabajar en su historia.
No le hablé a la una, sino a las doce con veinte minutos. Por fortuna, el médico contestó la llamada del teléfono de su casa, me dijo que ya me estaba esperando. No llegué luego luego, sino faltando pocos minutos para la una de la tarde.
Durante la sesión el médico me hizo sentir bien con unas palabras que expresó. Dijo que ya empezaba a echar de menos las sesiones de dictados; que se siente muy contento por estar escribiendo su libro.
Al momento de estarme diciendo lo anterior, vi que sus ojos se humedecieron; me di cuenta que se aguantó las ganas de llorar. Por mi parte, le comenté que este trabajo que hemos estado realizando juntos me ha hecho sentirme emocionado.
Antes de comenzar la sesión platicamos de una forma amistosa, diferente a todas esas veces desde que iniciamos los dictados.
Cuando me recibió en su casa hoy por la tarde, lo primero que le dije fue: “Médico, el viaje lo hizo rejuvenecer”. El médico se carcajeó al escuchar mis palabras; enseguida me informó: “Pues contigo ya son dos las personas que me lo dicen”.
Lo vi contento, de buena actitud, me pareció que estaba listo para comenzar a recordar fragmentos de su vida. Por cierto, al inicio de la sesión le propuse hacer una revisión desde las primeras páginas, comenzando por la portada interior, de ahí en adelante, con el propósito de retomar la idea general de los avances.
La sesión se pasó demasiado rápido, nos concentramos en cada capítulo en los que ya habíamos hechos algunas revisiones, hasta llegar a los capítulos 5 y 6 que fue donde tuvimos que seleccionar algunas imágenes para acomodarlas de acuerdo a la narrativa de la historia.
Tan emocionados estuvimos los dos que el médico decidió que nos reuniéramos el día de mañana para continuar acomodando las imágenes que faltan. No creo que terminemos de escribir y revisar la historia esta semana, ni la próxima, todavía faltan muchos detalles que ver.
Lo importante es que el médico Gerardo está contento, sé que no voy a defraudar su confianza. Su libro tiene que quedar bien presentable.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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