El médico se va de viaje
No hemos podido avanzar en la selección de imágenes para el capítulo quinto, menos para el sexto, debido a dos situaciones que se han presentado. Por un lado, el médico Gerardo me ha estado avisando con días de anticipación sobre su próximo viaje a la Ciudad de México, por lo que en la semana anterior anduvo ocupado arreglando asuntos relacionados con los boletos de avión; por el otro, a inicios de esta semana me comenzó a dar una infección muy fuerte en la garganta.
Intentamos trabajar los lunes en la corrección del libro, solo que da la casualidad que ese mismo día me he estado ocupando desde hace buen tiempo haciendo labores humanitarias, si es que así se le puede llamar al hecho de asistir a un ancianito que requiere ayuda.
Anteriormente eran los miércoles el día en que llegaba a la casa del médico Gerardo para realizar las actividades de dictados sobre su historia de vida. A partir de las 12:30 del mediodía iniciábamos las sesiones para terminar como eso de las 3: 30 P.M., a más tardar hasta las cuatro de la tarde.
Era un buen día para ambos, porque nos habíamos ajustado al día y hora para las sesiones. El cambio de día para el lunes la propuso el médico. No le dije nada al principio, porque hasta que no lo intentara podría darme cuenta si me era o no complicado asistir a las sesiones de dictados.
Después de tres sesiones sucedió lo que tenía que pasar: no pude atender los dos asuntos. Para la cuarta sesión de los lunes le propuse al médico que mejor nos reuniéramos los martes, de ser posible continuáramos los miércoles, ya que los lunes tenía ya un compromiso y me sentía apurado en cumplir con este otro asunto. El médico aceptó de buen agrado.
Fue en esta semana que apenas nos íbamos a disponer a trabajar el martes cuando al amanecer del lunes comenzó a dolerme la garganta; por experiencia sé que luego de esta infección vienen las molestias de la gripa. Por eso pensé en avisarle el mismo lunes al médico para que no me esperara el martes para la sesión, sobre todo para no contagiarlo y que se pudiera ir tranquilo a su viaje a la Ciudad de México.
Cuando le hablé por teléfono para explicarle el motivo de mi posible ausencia, el médico me sugirió: “Compra un frasquito de Isodine bucofaríngeo, disuelve 2 cucharaditas en un vaso de agua fría y haz gárgaras; con ese te vas a sentir bien; hazlo por lo menos dos veces al día”. Enseguida me dio más información: “Pero fíjate bien que sea para hacer gárgaras, porque hay otro frasquito de Isodine, solo que es para curar heridas; fíjate bien que no te vayan a dar ese, sino el que es para hacer gárgaras”.
Luego de sus recomendaciones, me dijo: “Nos hablamos hasta el domingo, luego que ya te sientas mejor; la próxima semana me voy de viaje; nos hablamos el domingo. Cuídate”.
Seguí las indicaciones del médico Gerardo: la infección de garganta me disminuyó mucho; el martes amanecí mejor, aunque me siguió el escurrimiento nasal. El martes por la mañana consulté con la doctora de una clínica. La doctora me checó la garganta y me dijo: “Tiene un poco roja la garganta, pero no mucho. Para la gripa le voy a recomendar Loratadina. También le voy a recetar Paracetamol para que se mejor”.
Para el día miércoles me sentí como nuevo. Le llamé por la tarde al médico para saludarlo, solo que no tuve suerte, pues no contestó el teléfono. Lo voy a sienta seguir intentando el sábado o domingo, hasta encontrarlo.
Él mismo me ha dicho que le marque las veces que sean necesarias hasta que él conteste, porque de repente sale de su casa con su asistente, o tiene programadas algunas otras actividades.
El pendiente que tenemos es seleccionar las imágenes para el capítulo quinto y los que restan; no tan solo eso, también tenemos que hacer las últimas correcciones a los temas que faltan.
Lo más probable es que terminemos hasta mediados de diciembre cuando quede listo el contenido del libro. En teoría no debe existir prisa, pero en la práctica sí que la hay, porque el médico me ha dicho que ya quiere que terminemos de hacer las correcciones necesarias debido a que tiene muchas cosas pendientes que arreglar en su vida, pues a su edad –ha dicho el médico– más vale dejar todo ordenado.
Ricardo Hernández Hernández
Poeta y columnista
Colaborador del portal:” Hoy Tamaulipas” hasta la fecha.
Actualmente estoy cursando un “Diplomado en Creación literaria” en la Biblioteca del Centro Cultural Tamaulipas, con el maestro José Luis Velarde.
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